Alfonso Ussía

Yo y mis pelotas

La Razón
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En el vídeo se dibuja una atractiva composición de la mesa presidencial. Un calvo con barbas, el líder, a su izquierda un tal Urban, y a la izquierda de éste una chica bastante mona, con toda probabilidad la de aquel momento. El líder principia su alocución con una presentación fina, culta y sosegada. «Aquí estamos yo y mis pelotas». Ella sonríe, y los dos troncos asienten satisfechos, como diciéndo «aquí están él y sus pelotas». No era todavía diputado, y se refiere al «Parlamento burgués de mierda», con la fluídez verbal de un profesor universitario. Y recomienda prevención respecto a la Guardia Civil, «esa institución burguesa que defiende el sistema y de la que hay que defenderse». ¿Cómo hay que defenderse de la Guardia Civil y la Policía Nacional? El líder, mientras ella le observa arrobada y ellos asienten convencidos, se responde a sí mismo. «Con política. Con política masculina, con cojones». Y les adelanta a los presentes la llegada de una crisis final de las fuerzas imperantes en España, «y tenemos que estar preparados para tomar las armas». Ella excitada y ellos, encendidos. «Espero que sepáis levantar barricadas y hacer cócteles Molotov, porque el momento se aproxima». El profesor universitario, el feminista, el geopolítico, el iraní, el venezolano, el que disfruta cuando un manifestante le abre la cabeza a los policías en una manifestación, el gran conquistador, el que desea azotar la espalda de Mariló Montero hasta que la sangre fluya, el que abraza a los homosexuales en Madrid y financia su televisión con el dinero que le mandan los que ejecutan a los homosexuales en las plazas públicas –la geopolítica–, el amigo de Otegui, el bienvenido por Bildu, el apoyo de la CUP, el promotor de una Tercera República socialista y revolucionaria, le guiña un ojo a la chica, y ella resigna su mirada con el pudor propio de la mujer que se sabe deseada por el macho alfa de la manada. El que ha iniciado su discurso con «aquí estamos yo y mis pelotas», y ha recordado la conveniencia de responder a la Guardia Civil «con política, política masculina, con cojones, cócteles Molotov y barricadas». Llevan los esclavos podemitas estabulados ante sus cachivaches tuiteros meses intentando borrar esta brillante intervención de su líder, pero muchos usuarios lo han archivado, y de cuando en cuando reaparece en las redes sociales, y uno se pregunta el porqué del silencio de fiscales y jueces, la dejadez política y la permisividad cretina que no reaccionó ante tamaña barbaridad pronunciada en un acto abierto al público. Y en otra grabación, cuando le recuerdan la financiación de Irán, se pregunta el líder con su habitual tono profesoral universitario. «¿Es que somos gilipollas? Si hay que elegir entre aceptar la financiación para desestabilizar el sistema o no, lo normal es aceptarla. Es geopolítica».

Maduro ha dado y consumado un golpe de Estado contra la Constitución que le dejó Chávez. Los venezolanos tomaron la calle, y el ejército y policía de Venezuela y Cuba han asesinado a más de 170 manifestantes que sólo pedían mantener el resquicio de libertad que Chávez les había dejado. Presos, torturas, heridos y muertos. El líder y los suyos, callados. El narcotráfico que sostiene al poder en Venezuela también practica la geopolítica.

Rajoy ha ordenado, tarde, que las leyes prevalezcan ante el golpe de Estado de una región que impone por la fuerza su separación de España. El fiscal ha actuado. Los manifestantes separatistas no han recibido ni un roce de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Rajoy, lógicamente, no quiere ni un muerto. Otros sí. La ley actúa y la fuerza se contiene. El líder y los suyos están decididamente del lado de los golpistas y en contra de quienes cumplen las leyes sin matar. Es raro lo que pasa por la cabeza de esta gente tan progresista y feminista. Las pelotas, los cojones y demás sinónimos.

Permanezcamos atentos a la pantalla.