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Cien años después, Albert Einstein tenía razón

La Razón
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Ayer fue uno de esos días que marcan un hito para el conocimiento aunque, en realidad, el origen del extraordinario hallazgo se remonta cien años atrás. Fue entonces, en noviembre de 1915, cuando Albert Einstein presentó en la Academia Prusiana de las Ciencias la versión final de su Teoría General de la Relatividad, y, como parte de ella, la predicción de la existencia de las ondas gravitacionales en el Universo. Desde entonces, cientos de investigadores han intentado sin éxito verificar la presencia de esas misteriosas señales. Hasta ayer. Los científicos del observatorio estadounidense de interferometría láser (LIGO) anunciaron que las ondas gravitacionales se detectaron de manera directa el 14 de septiembre del año 2015. Los expertos hablan ya de una nueva era de la astronomía que abre la puerta a redescubrir el cosmos. Estas «olas en el océano cósmico», producidas por todos los objetos que se mueven en el Universo permitirán entender mejor los sucesos cósmicos más violentos y observar fenómenos astrofísicos antes ocultos, como la formación de los agujeros negros. Y es que hasta ahora la «exploración» del espacio se limitaba a aquello que se podía ver; con las ondas, será lo que se pueda «oír». Einstein tenía razón y el logro histórico nos demuestra la capacidad del hombre para superar fronteras, por lejanas e imposibles que parezcan.