Gobierno de España

Ciudadanos tiene la oportunidad de ser importante para la estabilidad

La Razón
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Mariano Rajoy prosiguió ayer con su agenda de contactos para sacar adelante su investidura y alcanzar los acuerdos necesarios con las mayorías suficientes para asegurar la imprescindible estabilidad y la gobernabilidad del país. Los partidos políticos perdedores en las elecciones del 26-J saben que el tablero ha cambiado y que las nuevas circunstancias derivadas de esta segunda cita electoral en seis meses implican una toma en consideración de sus decisiones futuras muy matizada y condicionada. De momento, los pronunciamientos públicos son erráticos, propios de los preliminares de un proceso que en breve habrá de acelerarse porque España no puede prolongar mucho más tiempo la provisionalidad. De puertas adentro, los llamados a ejercer la oposición maduran sus movimientos y evalúan cuándo y cómo darán el paso al frente que rompa el discurso del bloqueo institucional. Las voces en el PSOE que tantean los escenarios futuros y hablan ya sin ambages de favorecer la formación del gobierno forman un goteo permanente, como si se tratara de una estrategia diseñada para esponjar la resistencia de la militancia y hacer más digerible lo que está por llegar. Hasta la fecha, Ciudadanos ha sido especialmente perseverante en el discurso del veto a Mariano Rajoy y a otros miembros destacados del Gobierno actual. Su lectura errada y precipitada de los resultados electorales de unos y otros le ha alentado en una pueril renuncia a establecer cualquier compromiso con el partido ganador de las generales y con el presidente que vio refrendado su liderazgo de forma incontestable. Encastillarse en una posición tan poco razonable y, sobre todo, tan perjudicial para el bien común no tenía sentido. Hemos apelado en distintas ocasiones a Albert Rivera, y al resto de dirigentes del partido naranja, a interpretar la voluntad de los españoles en función del interés general y no de un discurso político superado y muy poco útil. En este sentido, una parte de la dirección de Ciudadanos parece haber entendido que es necesario dejar atrás el veto al presidente y ponerse al servicio de la gente con su disposición a un acuerdo con el PP, que abriría la puerta a una etapa política ilusionante. Avanzar por ese camino y acabar con el inmovilismo sería positivo no sólo para España, sino también, egoístamente, para el propio Ciudadanos, que fortalecería su imagen de partido responsable y serio y que podría anotarse el tanto de haber sido decisivo para dejar atrás el tiempo de la incertidumbre. El fin del veto naranja al presidente favorecería, probablemente, que los socialistas se sumaran al desbloqueo y pudieran después liderar la oposición al nuevo Ejecutivo de Mariano Rajoy, ya que el hecho de que los españoles pudieran identificar al PSOE como el principal responsable de que la interinidad se alargase desgastaría sus aspiraciones. Así pues que esa parte notoria de Ciudadanos valore levantar el veto a Rajoy es una decisión inteligente que esperamos que se concrete en los próximos días. Es positivo que los políticos asuman responsabilidades y sean capaces de actuar de cara a un bien mayor, y siempre con sentido de Estado. En realidad, nadie entendería que el partido de Albert Rivera, que coincide con el PP en los grandes principios políticos, y con el que comparte acuerdos en distintos territorios, se empecinara en obstruir la gobernabilidad del país.