España

El doble lenguaje del PSOE debería alertar a los electores

La Razón
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Si bien las expectativas electorales del Partido Popular han mejorado desde las pasadas elecciones municipales, tal y como reflejan los últimos sondeos de intención de voto, esta recuperación puede no ser suficiente para que los populares consigan una mayoría parlamentaria holgada que les permita formar gobierno. Al mismo tiempo, el principal partido de la oposición, el PSOE, se encuentra en sus momentos de aceptación más bajos y con pocas perspectivas de mejora en el corto plazo. De hecho, ya fuera con Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del partido, ya sea con el actual secretario general, Pedro Sánchez, la formación socialista no consigue superar el pésimo resultado de las últimas elecciones generales, en las que obtuvo un 28,8 por ciento de los sufragios. En la última cita electoral a nivel nacional –la convocatoria de las municipales de mayo pasado–, Sánchez, con un 25 por ciento de los votos, estuvo por debajo de Rubalcaba, mientras que la encuesta de octubre de NC Report otorga a los socialistas una intención de voto del 24,8 por ciento, aún menor. En definitiva, si el PP no consigue consolidar en el esprint final de la legislatura una mayoría suficiente, España queda abocada a un escenario de incertidumbre política que, sin duda, afectará al proceso de recuperación económica. El riesgo de inestabilidad es uno de los parámetros que, inevitablemente, condicionan las decisiones de inversión de los actores financieros e industriales internacionales, pero también del mercado interior como demuestra que se estén aplazando hasta después de las elecciones muchas operaciones de salida a bolsa y que, como hoy publica LA RAZÓN, los grupos extranjeros de inversión estén enviando a España misiones exploratorias para tantear la posición de los distintos partidos en relación con su política económica. Por supuesto, los mercados financieros internacionales parten de la premisa de que el programa de reformas llevado a cabo por el Gobierno de Mariano Rajoy ha resultado eficaz e inciden en la necesidad de mantener la nueva legislación laboral, incluso, profundizando en la misma línea. De ahí que escuchen con preocupación los alegatos del candidato socialista, Pedro Sánchez, a quien consideran con posibilidades de gobernar en extrañas coaliciones, de que derogará la reforma laboral en cuanto llegue al poder. Probablemente, no hay un solo elector español que no haya oído plantear ese compromiso electoral al candidato socialista y es muy posible que algunos ciudadanos acudan a las urnas con la papeleta del PSOE en la mano, fiados de esa promesa, por erróneo que nos parezca. Pero el asunto no está tan claro. Jordi Sevilla, que fue ministro de Economía y hoy desempeña el papel de asesor económico de Sánchez, tranquilizó a los inversores explicando que, en realidad, no pensaban derogar la reforma laboral del PP, sino que se limitarían a aplicar algunas modificaciones. En la reunión estuvo presente el secretario de Economía del partido, Manuel de la Rocha. Alguien en el PSOE miente a los ciudadanos españoles, a los inversionistas extranjeros o a todos en general. Tal vez esa falta de un programa ideológico definido, esa táctica manida de prometer a cada cual lo que quiere escuchar, esa indefinición sobre la organización territorial del Estado y esos arrebatos de radicalismo de salón que caracterizan a este PSOE estén detrás de sus malos resultados en las encuestas... y en las urnas..