Papel

El PP afianza su ascenso y podría gobernar con Ciudadanos

La Razón
La RazónLa Razón

La principal novedad que aporta la encuesta electoral de noviembre de NC Report, que hoy publica LA RAZÓN, es que por primera vez la estimación de voto concede una holgada mayoría absoluta a la suma de PP y Ciudadanos, con 185 escaños, mientras que la suma de PSOE y Podemos, aun incluyendo las franquicias regionales, claramente nacionalistas, de la formación de Pablo Iglesias se quedaría en 141 diputados. Si se confirman estos resultados en las urnas, parece evidente que la solución preferida por los electores sería un Gobierno del Partido Popular, pero condicionado al apoyo parlamentario de Albert Rivera, por más que el político antinacionalista catalán, en plena refriega electoral con los populares, haya asegurado que nunca pactará la investidura de Mariano Rajoy para que repita al frente del Ejecutivo. Sin embargo, la otra opción que se abre a Ciudadanos, la de un pacto a tres con los socialistas y Podemos, le supondría alinearse, precisamente, con una formación ambigua ante el modelo territorial de España y que se muestra partidaria del derecho a decidir, por no referirnos a las evidentes diferencias respecto al programa económico de ambas. Pero, además, participar en ese pacto de perdedores traería, sin duda, una pesada factura electoral para Albert Rivera en el futuro, puesto que el 41 por ciento de los sufragios que le asigna el sondeo, cerca de dos millones de votos, proceden de antiguos simpatizantes del PP, mientras que sólo el 26,6 por ciento tienen su origen en nuevos votantes. En este sentido, y como vienen constatando las encuestas desde el pasado mes de marzo, el Partido Popular debería hacer un esfuerzo por trasladar a sus electores, en especial a los más jóvenes, las evidentes diferencias ideológicas y programáticas que existen con Ciudadanos, aunque sólo sea por la palmaria indefinición, cuando no contradicción, de muchas de las proposiciones de Albert Rivera. Pero estas disquisiciones sobre el escenario político tras la jornada del 20 de diciembre y sus posibles pactos no deben dejar en segundo plano el hecho, también evidente, del que el Partido Popular se mantiene como el más votado, con un 29,3 por ciento de la intención de voto, y con una tendencia de crecimiento sostenida, que la crisis independentista de Cataluña y la amenaza del terrorismo yihadista, problemas que el Gobierno de Mariano Rajoy ha sabido abordar con eficacia, desde la firmeza y la serenidad, y procurando la unidad de las principales fuerzas políticas democráticas, puede reforzar. El objetivo del PP sigue siendo el de recuperar la confianza de ese millón de antiguos votantes que declaran que se abstendrán en las próximas elecciones y que tienen que verse reflejados en un programa electoral que recupera la esencia tradicional del gran partido del centro derecha español y que se compromete a llevar a cabo las políticas económicas y sociales que la emergencia de la crisis impidió impulsar. Respecto al resto de los partidos en liza, la encuesta de noviembre constata la situación de estancamiento del PSOE, que con el 23,1 por ciento de los votos no llegaría a los cien escaños; el pinchazo de Podemos, con un 11,4 de intención de voto, ya muy lejos de sus expectativas de primeros de año; el incremento que se pronostica para ERC, a costa del desplome de Convergència, que pierde siete escaños, y la mejora de Unió, que se mantendría en el Parlamento con, al menos, dos diputados.