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El PP sube y el bipartidismo aguanta

La Razón
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El primer Barómetro de Opinión realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) tras las elecciones de mayo arroja unos resultados que se pueden resumir en dos claves: el PP sube y el bipartidismo aguanta. Ambas conclusiones son muy relevantes si se tiene en cuenta que estamos a pocos meses de unas elecciones generales que marcarán el futuro económico de España para la próxima década. El PP amplía su ventaja con respecto al PSOE en 3,3 puntos y alcanza el 28,2%, una subida atribuible al lamentable espectáculo de pactos ofrecido por el primer partido de la oposición en ayuntamientos y comunidades autónomas. Si bien es cierto que los socialistas, liderados por Pedro Sánchez, ven mejoradas sus expectativas respecto a abril –cuando recuperaron la segunda posición perdida en enero–, la subida es de apenas medio punto. Y es que la formación de Sánchez está siendo castigada por una población que ya vive en primera persona los efectos de que los socialistas se hayan echado en brazos de los populistas de Podemos para recuperar el poder.

En cualquier caso, la subida tanto del PP como del PSOE es una buena noticia, porque significa que el bipartidismo, que muchos querían dar por enterrado, está muy vivo y comienza a recuperar el pulso. Las políticas del Gobierno en materia económica siguen dando alegrías casi cada semana, lo cual, unido a una mejora en la estrategia de comunicación, ha contribuido a dar un balón de oxígeno al PP y, por extensión, al PSOE. Los resultados de la encuesta del CIS otorgan a la suma de ambos partidos un 53,1 por ciento de respaldo, el mayor desde abril de 2014.

En este contexto de recuperación económica, los claros perdedores son los partidos emergentes, que hace sólo unos meses soñaban con devorar el bipartidismo. Podemos mantiene el tercer lugar, pero sigue cayendo en picado y pierde casi un punto respecto a la encuesta realizada tres meses antes. Desde enero, el descalabro «podemita» ha sido monumental: más de ocho puntos y bajando. La crisis griega, causada por los populistas de Syriza, ha servido de revulsivo para convencer a muchos de que la política no es un juego y que votar a líderes incendiarios tiene resultados nefastos que suelen pasar por la ruina económica. Otro que ha perdido fuelle ha sido el partido liderado por Albert Rivera, que se sitúa en el 11,1% y en cuarta posición. Ciudadanos paga con la pérdida de dos puntos porcentuales su errática política de alianzas tras el 24-M: nadie sabe a quién vota cuando vota a Rivera.

El resultado de este último barómetro hace albergar esperanzas sobre el futuro inmediato. El sentido común se va imponiendo, ayudado por los buenos datos sobre la recuperación y el empleo, y casi podría afirmarse que hemos sido capaces de escarmentar en cabeza ajena. Haríamos bien en seguir por ese camino.