La recuperación económica

La economía española avanza pese al desafío independentista

La Razón
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Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) anuncian una evidente mejoría de la economía europea, lo que viene a demostrar que no hay síntomas de los efectos negativos que se auguraban tras la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos. La UE sigue siendo el principal socio de EE UU y tiene el 15% del comercio global de mercancías y el 25% de servicios. Todo indica que la «realpolitik» se está imponiendo por encima de la voluntad antisistema del jefe de la Casa Blanca. El decrecimiento que se auguraba no se está produciendo, muy al contrario. El Eurogrupo ya situó hace unos meses en el segundo trimestre del año el momento en el que la economía europea podía tener un crecimiento estable del 2% anual y con las grandes economías de Alemania, Francia y España avanzando sólidamente. Ahora es el FMI quien confirma este crecimiento, mejorando en cinco décimas su pronóstico de crecimiento económico para Europa en 2017, hasta el 2,4%, frente al 1,9% que estimaba el pasado mes de abril. También ha revisado en dos décimas su previsión para 2018, hasta el 2,1%. El FMI estima que este avance responde a un crecimiento global, en el que España ocupa un papel importante, con una mejora de cinco décimas su pronóstico de crecimiento económico en 2017, hasta el 3,1%, frente al 2,6% que estimaba el pasado mes de abril, y hasta ocho décimas al alza si se compara con su previsión de enero. Este mayor crecimiento de España tendrá reflejo en las cifras de desempleo, que bajará en 2017 al 17,1% y hasta el 15,6% un año después, frente a las anteriores proyecciones del 17,7% y el 16,6%, respectivamente. En 2019 prevé que el paro se situará en el 15%, ocho décimas por debajo de su estimación anterior. Los datos de la OCDE anunciados ayer de que España es el país que más ha reducido su tasa de paro en el último año van en esta misma línea. En concreto, desde el tercer trimestre de 2016 al de 2017 se han creado 603.000 puestos de trabajo, lo que supone 2,57 puntos porcentuales. Estos datos confirman la fortaleza de la economía española y, sobre todo, su adaptación a las recomendaciones del propio FMI y otros organismos financieros sobre las reformas estructurales que debían emprenderse, con un mercado laboral más flexible, lo que ayudará al crecimiento de la productividad y a una mayor competitividad. En este ámbito, es la hora de invertir decididamente en educación e investigación. La tradicional demanda del FMI de reducir el déficit público afecta a la mayoría de las economías europeas como Francia, Italia, Reino Unido, Bélgica, Portugal o España, aunque su aplicación está marcada por el ritmo de las políticas nacionales. La confianza en la economía española y en la fortaleza de nuestras instituciones democráticas ha sido fundamental para seguir esta estela de crecimiento, sobre todo por el desafío independentista en Cataluña, que ha puesto en serio riesgo la estabilidad de nuestro mercado. Después de una campaña odiosa de mentiras e injurias sobre la calidad democrática del denostado «régimen del 78», las constantes económicas no se han resentido, salvo algunos datos preocupantes sobre la pérdida del liderazgo de Cataluña en el PIB español, la caída de plazas hoteleras y la demoledora huida de más de 2.000 empresas. Pero lo fundamental es que la economía catalana está plenamente integrada en el conjunto de la española y que sólo desde una perspectiva global se puede seguir avanzando.