Cataluña

Las encuestas abocan a Artur Mas a buscar una salida personal

La Razón
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El último sondeo sobre intención de voto en las elecciones autonómicas catalanas realizado por NC Report para LA RAZÓN confirma que la coalición separatista Juntos por el Sí ha tocado techo, que tanto el PSC como el PP recuperan posiciones de manera muy leve y que el crecimiento de la CUP no es suficiente para que los independentistas lleguen a la mayoría absoluta, aunque se quedarían a un solo escaño. En efecto, la encuesta ratifica que la alianza contra natura de CDC y ERC va a pasar factura a las dos formaciones, que pierden, en conjunto, once escaños con respecto a las elecciones de noviembre de 2012, pasando de los 71 diputados que, sumados, obtuvieron los convergentes y los republicanos en aquella cita, a los 59 diputados del actual sondeo. El partido del presidente de la Generalitat, Artur Mas, pierde un 20 por ciento de sus antiguos votantes, que se decantan por Uniò o por la abstención, mientras que la formación de Oriol Junqueras se deja un 18,6 por ciento de apoyos, que emigran a la CUP o a Catalunya Sí que es Pot. Ciudadanos sigue figurando en las encuestas como la segunda fuerza política catalana, con 20 escaños, gracias al trasvase de un 28 por ciento de votos desde el PP y de otro 11,5 por ciento desde el PSC. Naturalmente, estos resultados están fuertemente condicionados por una abstención declarada muy alta, que roza el tercio de los convocados (32,7 por ciento) y que es similar a la registrada en las últimas elecciones autonómicas (32,2 por ciento), dato muy preocupante porque, a sólo una semana de la cita con las urnas, no parece que los llamamientos hechos desde los partidos de ámbito nacional para conseguir una mayor participación estén dando sus frutos. Por otra parte, y no la menos importante, a nadie se le escapa que, de confirmarse el próximo domingo las previsiones de las encuestas, la situación de gobernabilidad de Cataluña se vuelve muy complicada, empezando por la misma elección del nuevo presidente del Gobierno autónomo catalán, puesto que cualquier movimiento estratégico en el campo de los separatistas va a tener que contar con la CUP, cuyos dirigentes ya han advertido que no están por la labor de apoyar la investidura del actual líder de Convergència, que, además, ni siquiera figura como cabeza de lista en la coalición de Juntos por el Sí. Por mucho que Artur Mas y sus compañeros de viaje mantengan la ficción de que basta una mayoría de escaños para declarar unilateralmente la independencia de Cataluña y comenzar el llamado proceso de desconexión, la realidad se impondrá nada más terminar el recuento de votos. No sólo por los resultados, sino porque cualquier paso dado en esa dirección se verá anulado por una legislación muy precisa, que también rige en Cataluña, que está amparada por la Constitución y que será aplicada por los tribunales de Justicia. Sin duda, la carga de un fracaso mil veces advertido caerá sobre el actual presidente de la Generalitat, a quien le será muy difícil obtener los apoyos de unas formaciones de izquierda radicales, y mucho menos para llevar a cabo un programa de Gobierno basado en el libre mercado y en la reducción del gasto público. De ello es muy consciente el propio interesado, hasta el punto de que está buscando una salida personal que le proporcionarían empresarios afines, mediante un puesto de trabajo en el extranjero, probablemente en Canadá. Pocos le echarán de menos.