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Maduro ataca a España

La Razón
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Desde hace meses había pruebas evidentes de la radicalización del régimen venezolano. Así lo había anunciado el propio presidente Nicolás Maduro, y, sobre todo, el aislamiento internacional y su aguda crisis económica indicaba que, en ausencia de instituciones democráticas sólidas, la huida hacia delante siempre es una manera de ocultar las propias carencias. A eso ya nos tiene acostumbrados, pero parece que para este chavismo después de Chávez no hay límite. La prueba de que la versión bolivariana de Venezuela está a la deriva es la represión que sufre la oposición democrática representada por Leopoldo López y el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, ambos detenidos injustificadamente y sin garantías de defensa. El deterioro de la situación política y social en Venezuela no sólo ha ido en aumento, sino que la comunidad latinoamericana, además del Parlamento Europeo, ha recriminado la merma de libertades públicas, incluida España, y han pedido la restitución de los derechos civiles. En este contexto, el Congreso de los Diputados aprobó el pasado martes una proposición no de ley en la que reprobaba el encarcelamiento de los líderes opositores venezolanos. La medida no sólo no gustó a las autoridades chavistas, sino que el presidente, Nicolás Maduro, respondió insultando gravemente a Mariano Rajoy y a la soberanía nacional. Los exabruptos del líder bolivariano se retratan a sí mismo y sólo insultan al pueblo venezolano. Pero, a pesar de ridiculizar al propio régimen chavista, el Ministerio de Asuntos Exteriores español ha considerado que no se pueden ignorar estos insultos a un presidente y a todo el Parlamento, por lo que ayer convocó al embajador de Venezuela en Madrid para trasladarle su malestar por «las declaraciones, insultos y amenazas proferidos por el presidente Maduro contra España», que considera «intolerables». No es la primera vez que el régimen bolivariano ha propiciado un choque diplomático con España (recordemos que ha acogido y sigue acogiendo a etarras en su territorio) y, dada la deriva provocativa que ha emprendido Venezuela, no será el último. En respuesta, y tras el anuncio de «medidas» contra nuestro país por apoyar a la oposición, ayer fue llamado a consultas el embajador español en Caracas. Este incidente no oculta lo esencial del conflicto. Como evidenció la reciente Cumbre de las Américas, Venezuela vive un periodo de aislamiento que ha quedado reflejado por el hecho fundamental de que Cuba, el máximo patrocinador ideológico del chavismo, ha abierto la senda del diálogo con Estados Unidos. El «socialismo del siglo XXI» que ha vendido Venezuela se ha llevado por delante la estructura social y productiva del país, que se acerca peligrosamente a un régimen antidemocrático. La sociedad venezolana se merece otro futuro.