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Mas condena al fracaso la refundación de CDC

La Razón
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La reciente operación contra la corrupción municipal, que salpicó el martes a importantes ayuntamientos gobernados por CDC, podría haber supuesto un último aldabonazo moral para los dirigentes convergentes, que afrontan la refundación este fin de semana del que fuera partido hegemónico en Cataluña. En este sentido, repasábamos ayer en estas mismas páginas la secuencia de escándalos de corrupción protagonizados por la formación de Pujol, Mas y Puigdemont, que haría palidecer de vergüenza a cualquier servidor público con un mínimo de ética política. No parece que lo que se prepara en el cónclave convergente apunte a la catarsis que cabría esperar en unas siglas con ese historial de escándalos en los últimos años, su desplome electoral y su descrédito social. Artur Mas, personaje medular en la CDC del 3%, del Palau, ITV, Adigsa y Port Vell, que teatralizó una renuncia de andar por casa forzada por los antisistema de la CUP, anunció ayer que optará a liderar el nuevo partido en una suerte de tándem con Neus Munté, que sería la vicepresidenta de la formación. Que la regeneración de CDC pase por Mas suena a broma, cuando no a provocación, pero es su problema. Lo peor será que su decadente liderazgo sólo sirva para endurecer un discurso frentista y excluyente que tense aún más la convivencia en Cataluña y las relaciones con el resto de la nación.