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No ceder ante la yihad

La Razón
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El yihadismo ha dado suficientes pruebas de que su objetivo es causar la mayor destrucción posible, imponer su anacrónico sistema de vida y someter a las sociedades libres y democráticas. Siempre que pueda –es decir, siempre que burle los controles de las Fuerzas de Seguridad–, asesinará sin compasión. Ayer golpeó en tres objetivos, con lo que ha demostrado que la llamada «yihad global» tiene capacidad para atacar directamente en el corazón del mundo civilizado y en Orien Medio. Por un lado, atentó contra un hotel en Túnez, una acción mortal que le ha costado la vida a 37 turistas, uno de ellos español. Hay una intención que no escapa a nadie: dañar de lleno a la principal industrial de este país magrebí. Por otra parte, esta acción de devastador efecto económico tiene también unas consecuencias políticas muy significativas en el único país de la zona que ha seguido defendiendo el espíritu de la «Primavera Árabe». También ayer, poco antes, tuvo lugar un atentado en Francia en una fábrica, en el que se produjeron varios heridos y se cometió una acción macabra que tiene el sello del Estado Islámico (EI): la decapitación de un ciudadano. Por último, un ataque en una mezquita chií de Kuwait causó 25 víctimas con la firma de EI. Buscar interpretaciones a este tipo de acciones, incluso su coincidencia en el tiempo con el primer aniversario de la proclamación del Califato de Daesh, no debe añadir ni quitar nada al objetivo final: el yihadismo golpeará hasta someter a los países libres a sus dictados. Es una guerra abierta en la que no sólo deben emplearse métodos militares sino también una política de alianzas inteligente y sólida con los países socios en estas zonas de conflicto. A nadie se le escapa que nuestro país sigue siendo objetivo de estos ataques y que en el caso de Francia o Túnez la cercanía geográfica nos implica de manera directa. ¿Suponen los ataques de ayer un salto cualitativo? Después de la matanza en la revista satírica francesa «Charlie Hebdo», hay una intención directa de destruir los valores de las sociedades democráticas. Los efectos del golpe de ayer son evidentes: poner en alerta a los países y situar en primer plano a la yihad. Ayer, se reunió el Pacto Antiyihadista propiciado por el Gobierno y firmado junto al PSOE el pasado 2 febrero, tras el cual el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció el aumento del nivel de alerta, que pasa de 3 sobre 5 a 4, lo que supone riesgo alto y conllevará reforzar la vigilancia en infraestructuras y posibles objetivos estratégicos. La sociedad española venció a ETA guiada por el criterio de que sus atentados no iban a desestabilizar nuestro orden constitucional. EI, el grupo más mortífero en estos momentos dentro de la yihad, debe saber que sus ataques no cambiarán nuestro sistema de vida. Entre eltotalitarismo y la libertad, sólo puede ganar la libertad.