Podemos

Podemos se parte en una lucha por el poder

La Razón
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Si Pablo Iglesias aguardaba la Asamblea Ciudadana Estatal de febrero como una suerte de paseo triunfal para su liderazgo al frente de Podemos, parece que tendrá que abandonar el pedestal y bajar al barro para imponer sus tesis frente a los denominados «errejonistas». Puede que tras la victoria oficialista en el partido en Madrid se precipitaran los análisis que daban por cerrado el pulso en la organización y por enterrada a la facción del número dos, Íñigo Errejón. Por lo visto, hay vida detrás de la presunta muerte política y el cadáver está vivo tras el paso al frente dado ayer. Centenares de cargos públicos y orgánicos de Podemos, muchos de ellos afines a Errejón, suscribieron en las primeras horas de ayer un manifiesto como respuesta al plan de Pablo Iglesias de modificar el sistema de votación del cónclave de Vistalegre. En síntesis, los firmantes, entre ellos Errejón, y todos los que se les sumen en los próximos días, piden que en la Asamblea se voten primero los documentos políticos y después las listas para renovar la dirección, lo contrario de lo que plantea Iglesias, que quiere un escrutinio. Quienes promueven el manifiesto hablan de «involución democrática» en Podemos y la acusación tiene un destinatario. Lo que está fuera de toda duda es que la otrora granítica formación se debate en una lucha abierta por el poder entre dos grupos con modelos y discursos dispares. Hay desgaste y lo habrá todavía más a medida que las hostilidades se recrudezcan. Hay pocas cosas que el electorado castigue más que la división, lo que en este caso no debe ser negativo para la democracia.