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Podemos tropieza con Hacienda

La Razón
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No es un secreto para nadie que el actual régimen socialista venezolano, a través de acuerdos comerciales con base en sus ingresos petroleros, ha venido sosteniendo a diversos gobiernos iberoamericanos y caribeños ideológicamente afines, con los casos de Bolivia, Cuba y Nicaragua como los más notables, en una campaña de expansión del llamado «socialismo del siglo XXI», que alcanzó su mayor impulso en el último mandato del fallecido Hugo Chávez. Estos acuerdos bilaterales, que la oposición venezolana siempre ha denunciado como gravemente lesivos para los intereses del país, no han sido los únicos vehículos de influencia exterior que ha empleado el chavismo. En Perú se denunció el uso de las llamadas «casas del alba», que prestaban asistencia social a los más desfavorecidos, como células de propaganda bolivariana e instrumento de formación de círculos políticos, asunto que llegó al Parlamento y, también, fue un escándalo –nunca aclarado– que se sorprendiera a varios funcionarios argentinos, procedentes de Caracas, con 800.000 dólares en un maletín, al parecer destinados a una campaña electoral de la presidenta argentina Cristina Fernández. Asimismo, es de sobra conocida la vinculación de muchos años de los principales dirigentes de Podemos con las instituciones chavistas, de las que recibían millonarias minutas por contratos de asesoría política a precios fuera de mercado –el caso de Juan Carlos Monedero así lo atestigua–, lo que ha provocado que los partidos de la oposición venezolana hayan presentado una denuncia ante la Fiscalía de su país por presunta malversación de fondos públicos; denuncia que, como adelantó LA RAZÓN, van a trasladar al Congreso de los Diputados ante los evidentes indicios de que nos hallamos ante un caso de financión irregular de partidos, tanto más grave por la procedencia foránea de los fondos. Ayer, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, reveló la existencia de una denuncia presentada por una asociación política venezolana ante la Agencia Tributaria, con datos sobre supuestos travases financieros desde Caracas a responsables de Podemos. Aunque el ministro, sujeto a las responsabilidades del cargo, se limitó a constatar la apertura de la correspondiente investigación, la acumulación de indicios sobre el dudoso origen de la financiación de Podemos exige a sus responsables que dejen de exculparse en supuestas persecuciones políticas, se apliquen las mismas recetas que prescriben y muestren los supuestos informes de asesoría tan generosamente pagados por el chavismo. No deja de ser paradójico que un régimen que denuncia continuas injerencias internas y fantasmales golpes de estado dedique tanto dinero a pagar colaboradores «externos».