Epidemias

Respuesta a una amenaza global contra la salud

La Razón
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Para entender el alcance del acuerdo de los líderes mundiales en la ONU sobre la necesidad de sumar esfuerzos contra la propagación de las infecciones resistentes a los medicamentos antimicrobianos, baste apuntar que la Asamblea General de Naciones Unidas sólo había abordado hasta ayer un asunto relacionado con la salud en tres ocasiones: el VIH, las enfermedades no transmisibles y el ébola. La urgencia de diseñar estrategias conjuntas a nivel mundial para contener el desarrollo de estas superbacterias resistentes a los fármacos que antes eran capaces de frenarlas se constata en las futuras consecuencias medidas en cifras. Como ejemplo, sirva que, según el consenso de los expertos, estas infecciones podrían causar diez millones de muertes al año en todo el mundo en 2050, tantas como el número anual de víctimas de diversas patologías cancerígenas. De acuerdo con el Banco Mundial, la proliferación de estas superbacterias también podría provocar una reducción del 1,1% al 3,8% del PIB mundial para 2050, algo comparable a la crisis financiera de 2008. Con los datos en la mano, lo insólito, lo casi suicida, habría sido mantener una aparente pasividad y no activar las alarmas. Estamos ante una amenaza real, de tintes pandémicos, para la salud pública y, en ese sentido, para nuestra forma de vida. Bienvenido sea, por tanto, el compromiso de los líderes mundiales, que debe arrastrar además a todos los sectores de nuestras sociedades y a una ciudadanía, en suma, más concienciada con las mejores prácticas.