Presidencia del Gobierno

Sánchez y Rivera deben facilitar que haya gobierno en agosto

La Razón
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Si como parece inevitable, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, va a mantener en la consulta con Su Majestad su negativa a facilitar la formación del próximo Gobierno, no sólo le estará diciendo «no» a Mariano Rajoy, sino, lo que es mucho más grave, al conjunto de España. A falta de una semana para que exponga su posición, empecinarse en no reconocer que los resultados electorales no dejan más que un camino razonable para salvar el bloqueo político, como está haciendo el candidato socialista, significa prolongar el actual estado de interinidad del Ejecutivo, poniendo en peligro el proceso de recuperación económica del país ante la imposibilidad de aprobar en tiempo y forma unos Presupuestos Generales del Estado que deben responder a unos desafíos sobrevenidos por el nuevo escenario internacional. No nos cansaremos de insistir en que la Unión Europea no va a esperar indefinidamente a que se solucione nuestro bloqueo político para abordar la compleja salida de Reino Unido –en la que tanto se juegan los intereses españoles–. Lo mismo reza para la negociación sobre el porcentaje y los plazos de reducción del déficit público, así como todo lo que se refiere a las decisiones de inversión de los agentes económicos internacionales, que demandan principalmente estabilidad. Si España ha conseguido salvar sin demasiados problemas las consecuencias del fracaso de la pasada legislatura, ha sido porque el Gobierno de Mariano Rajoy había hecho aprobar en agosto de 2015 los Presupuestos del Estado para este año de 2016, medida, por cierto, que fue muy criticada en su momento por la oposición. No se entiende –una vez que parece a todas luces imposible que el candidato socialista pueda formar Gobierno– esa insistencia en bloquear la opción que reúne más apoyos, sin otra alternativa que llevar a los ciudadanos a una nueva convocatoria electoral, algo que sería desastroso para los intereses generales. No se entiende, incluso, que el Comité Federal del PSOE insista en un veto que no beneficia a nadie, pese a las advertencias y admoniciones de algunas de las figuras más señaladas y solventes del socialismo español –como es la del ex presidente del Gobierno, Felipe González– que abogan por facilitar la investidura de Mariano Rajoy, sin que ello suponga comprometer en forma alguna la futura labor de oposición del Partido Socialista. De la urgencia de la situación y de la preocupación que embarga a buena parte de la opinión pública –que asiste atónita al espectáculo de unos partidos políticos que se encuentran en el mismo ámbito del constitucionalismo y parecen incapaces de llegar a un acuerdo–, dan cuenta iniciativas como la de ayer, en la que hasta cinco ex ministros de gobiernos socialistas –Javier Solana, Joaquín Almunia, Eduardo Serra, José María Maravall y César Antonio Molina– urgen a los partidos a evitar nuevas elecciones mediante la investidura de un Gobierno estable para impulsar la Economía en el marco de la Unión Europea y abordar la mejora de la articulación territorial establecida por nuestro sistema autonómico. Por supuesto, la responsabilidad no corresponde exclusivamente al Partido Socialista y a su secretario general, por más que esté en sus manos la llave del cerrojo político. También hay que exigir a Ciudadanos y a su líder, Albert Rivera, una mayor implicación en la solución del actual «impasse». Rivera debe dejarse de tacticismos y apoyar con un «sí» la investidura del candidato popular, facilitando a los socialistas el camino para que se acojan a la fórmula de la abstención. Cualquier otra decisión supone hacerle un flaco favor a España.