Elecciones en Estados Unidos

Trump confirma los peores augurios

La Razón
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Si alguien pensaba que la victoria electoral y el vértigo de tener que dirigir a la primera potencia del mundo iban a moderar al próximo presidente de los Estados Unidos, habrá comprendido ayer que se equivocaba. En su primera rueda de prensa desde noviembre, Donald Trump se mostró igual que siempre y, lo que es peor, se mantuvo firme en el diseño de un país más cerrado al mundo y dispuesto a librar batalla contra cualquier otra potencia que amenace su mercado doméstico. Como si el mundo no hubiera ya vivido, con efectos desastrosos, la época del proteccionismo y las tasas aduaneras, de los ciudadanos cautivos de empresas ineficaces, precisamente, por la ausencia de mecanismos de competencia. No hizo concesión alguna a quienes le advierten del efecto dominó de una política económica que firmaría sin tocar una coma Marine Le Pen y que puede traer una desestabilización geoestratégica de graves consecuencias. Su obsesión con China y con México, que son sus mayores competidores y, al mismo tiempo, socios, y sus guiños a Rusia, confirman los peores augurios de una presidencia muy consciente del poder desmesurado de los Estados Unidos, pero ayuna de lo que significa su papel en el mantenimiento del equilibrio internacional.