Emigración

Una amenaza fronteriza para España y la UE

La Razón
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La presión migratoria procedente de África sobre nuestra frontera sur se ha disparado en lo que va de año. Es un hecho. El número de irregulares que han arribado a nuestro país por mar o por tierra hasta julio ha superado al de todo 2016. Como ejemplo sirva que se han producido cuatro intentos de salto sobre la valla de Ceuta en una semana, mientras aguardan miles de subsaharianos en campamentos improvisados a la espera de abalanzarse sobre la frontera. Otra realidad es la extrema violencia con la que intentan alcanzar España. Ya no es inhabitual que los miembros de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tengan que hacer frente a individuos armados. El Gobierno se ha visto obligado a cerrar la frontera de Ceuta para mercancías como respuesta a una alteración seria para la seguridad. Es también un hecho que las mafias que se lucran con el tráfico de estos seres humanos dirigen a las turbas de desesperados en función del grado de vulnerabilidad de las rayas de Ceuta y Melilla. El problema migratorio no es nuevo, pero sí variables como la agresividad o los posibles vínculos islamistas de esas organizaciones delictivas que se mueven al otro lado de la frontera. Hay un problema humanitario, pero también una amenaza para la seguridad que debemos afrontar paralelamente. Nos compete hallar soluciones, pero también a la UE y a Marruecos como otros afectados antes de que todo se desborde. Actuar en los países de origen es un acierto y se debe perseverar, pero habrá que aplicarse con contundencia y contumacia sobre los traficantes de seres humanos hasta que el negocio deje de serlo.