Unión Europea

Unidad ante Trump, Putin y el Brexit

La Razón
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Hasta ahora, el proyecto europeo no había encontrado tantos riesgos para su continuidad. Riesgos que ya no ocultan sus intenciones de liquidar la UE. El último de ellos es la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, sin duda una irrupción espectacular con todos los ingredientes de la «incorrección política» –que tanto echaban en falta a uno y otro lado de los extremos políticos–, aunque queda por comprobar su nefasto programa. Para no derivar toda la responsabilidad de la evidente crisis que sufre la UE en un enemigo externo y evitar así que recaiga la responsabilidad en las instituciones de Bruselas, deberíamos empezar admitiendo que el primer ataque serio a la unidad europea ha venido desde el propio interior del continente. En concreto, la aparición de los partidos que han responsabilizado a la UE como única causante de los males económicos de cada uno de los países, tanto a la derecha, con el Frente Nacional francés, con opciones de llegar al Elíseo –pero también con Alternativa por Alemania, el PVV holandés de Geert Wilders o los inclasificables de Beppe Grillo–, como a la izquierda, con Syriza y Podemos. El discurso de estos partidos, utilizando la crisis económica como palanca, ha conseguido desfigurar la UE, hasta hacerla pasar como un eslabón más en el proceso de globalización, responsable de la pérdida de la soberanía nacional de cada territorio. A la vanguardia de esta reconquista ha estado un partido xenófobo y antieuropeo, el Ukip, que propuso sin complejos la salida del Reino Unido de la UE, planteamiento que, finalmente, aceptaron los conservadores y, por lo que ahora sabemos, hasta el líder laborista y muy izquierdista Jeremy Corbyn. El Brexit ha sido el primer paso en serio para la disolución de la unidad europea, un golpe que obligará a fortalecer el proyecto. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha respondido al discurso de la «premier» británica, Theresa May, «es el momento de demostrar a aquellos que creen que es hora de desmantelar Europa que se equivocan». En ayuda de un Reino Unido satisfecho de su aislamiento europeo ha salido, cómo no, Trump, que desde mañana será el nuevo inquilino de la Casa Blanca. La fórmula a seguir será la de firmar con la isla un acuerdo comercial preferencial, bajo el criterio de que la UE sólo se fundó para perjudicar los intereses de EE UU. ¿Es el momento de la revancha? Las amenazas por parte de Trump de aplicar aranceles de hasta el 35% a los automóviles de marca alemana que se fabrican en México mina unas relaciones trasatlánticas selladas posteriormente a la Segunda Guerra Mundial. El nuevo presidente norteamericano anuncia una guerra comercial y, lo que es peor, aplicar un proteccionismo a la economía norteamericana que será un retroceso y acabará perjudicándole. Así lo advierte el FMI: «Una guerra comercial tendría resultados destructivos». Los eurófobos han encontrado un buen aliado en Trump, el único que puede dar un sentido global a este retroceso autocrático, que encuentra su colofón en Putin, alguien que se vanagloria de estar por encima de las reglas del juego democrático, de imponer la fuerza siempre que se vean perjudicados sus intereses políticos y personales y que sigue defendiendo sus aspiraciones territoriales en Europa. Ante este contexto, la UE no puede renunciar a su proyecto común y debe redefinir algunas de las políticas que ha desbordado nuestras fronteras. La crisis de los refugiados no ha sido un tema menor. El Brexit, Putin y Trump conforman una alianza demasiado fuerte como para no tenerla en cuenta. La UE no tiene más salida que fortalecer su unidad.