Filosofía

Platonismo

Platón amplía considerablemente el plano de la razón socrática, que había opuesto el «concepto» a la «opinión», es decir, lo universal a lo individual y a la fuerza negativa, convirtiendo lo individual en una inquietud dialéctica

La Razón
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Me los distintos movimientos surgidos en la enseñanza de Sócrates, el platonismo es el más importante, con más resonancias, y el que ha ejercido más influencias en la historia filosófica y cultural. Platón amplía considerablemente el plano de la razón socrática, que había opuesto el «concepto» a la «opinión», es decir, lo universal a lo individual y a la fuerza negativa, convirtiendo lo individual en una inquietud dialéctica. Mientras que Platón investiga y fundamenta las bases de tal inquietud, un significado psicológico y una entidad metafísica que lo sustituye por la «idea» trascendente universal, que regula todo el devenir, sostiene las opiniones y las hace divulgarse una en otra sin que jamás se adecuen a la «Idea», que se modifica en la resolución como conocimiento, convirtiéndose en «aporía». Por ello, la «idea», además de conocimiento científico, es inicio de conocimiento racional. De modo que la filosofía se hace dialéctica y adquiere significado positivo que permite la estructura (construcción) de las especies.

En la Academia, en un primer momento con Espeusipo y Jenócrates, predomina una interpretación de la teoría de las ideas. Posteriormente, con Arcesilao y Carnéades, la Academia adoptó una orientación escéptica para pasar después (en el siglo I d.C.) al llamado «platonismo medio». En último término, el platonismo designa un conjunto de posiciones teóricas derivadas de la doctrina de Platón que recorre toda la historia de la filosofía occidental, confundiéndose con la tendencia que recibe el nombre de «neoplatonismo». Las más destacadas posiciones son: en el plano metafísico, la distinción entre «mundo inteligible» y «mundo sensible», con afirmación de superioridad del primero sobre el mundo segundo; en el plano gnoseológico, la devaluación de la experiencia y la primacía de la intuición intelectual; y en el plano ético, el platonismo por un estrecho vínculo entre conocimiento y moral, a partir de la objetividad ideal del bien, que es, ante todo, objeto de conocimiento.

Cuando la patrística intentó organizar el Cristianismo con un sistema doctrinal relacionado con las doctrinas entonces en boga, el platonismo ofreció el marco idóneo más adecuado. San Agustín, en su esfuerzo para conseguirlo, tuvo ocasión de poder demostrar y declarar explícitamente que ningún filósofo se había aproximado tanto a lo cristiano como los platónicos.

La presencia del platonismo fue eclipsada en el siglo XIII –excepción hecha de la escuela franciscana– por la difusión del aristotelismo. Pese a ello aparece impregnado por la difusión del neoaristotelismo, originado por la mediación árabe. La gran ruptura de la tradición platónica se produjo con el empirismo y la Ilustración, cuando Platón es elevado a símbolo de la metafísica trascendental.

Unas breves notas generales sobre Platón: nacido en Atenas en 427 a.C. y fallecido en la misma ciudad en 347 a.C., es el único pensador del mundo antiguo cuyas obras nos han llegado íntegramente; fue autor de una producción de alto valor, repleta de obras maestras que han dejado profunda huella. De familia aristocrática, abandonó su inicial vocación política y sus aficiones literarias por la filosofía a partir del instante decisivo de su encuentro con Sócrates el año 408 a.C., presentándose como su verdadero heredero durante veinte años mediante el método del diálogo. Tras la muerte de éste (399 a.C.), se marchó de Atenas, dirigiéndose a Megara y apartándose de la vida pública; más adelante, cerca del 388 a.C., al sur de Italia, entró en relación con el pitagórico Arquitas de Tarento. De regreso a Atenas fundó la Academia (387 a. C.), primera escuela de filosofía de la que tenemos datos ciertos; organizada con reglamentos, en ella se contaba con residencia de estudiantes, biblioteca, aulas..., donde se estudiaba e investigaba sobre la filosofía y las ramas que fueron apareciendo.

El corpus de obras de Platón comprende la «Apología de Sócrates» (34 diálogos y 13 cartas). La última obra de Platón, «Las Leyes», supone una revisión de sus teorías políticas y educativas que le preocupaban con radical profundidad. Un elemento del pensamiento de Platón destinado a un considerable desarrollo en la historia del platonismo y de la filosofía de todo tiempo es lo «demónico» o irracional. En el aspecto intelectual, iluminaba esta especie de orfismo apolíneo, el alma revelando la naturaleza de ella y sus contactos que son inequívoca teología, continuada por Filipo de Opunte y Aristóteles, desafiando los largos tiempos que van del Helenismo al Renacimiento.