Elecciones autonómicas

Rajoy visitará al menos una vez en campaña todas las comunidades

Santamaría, Pastor, Báñez y Alonso son los ministros más apreciados en la base

El presidente tuvo ayer una agenda repleta. Por la mañana asistió a la firma de un convenio educativo, luego se desplazó a Navarra para inaugurar una autovía y visitó después las obras de un hospital en Santander
El presidente tuvo ayer una agenda repleta. Por la mañana asistió a la firma de un convenio educativo, luego se desplazó a Navarra para inaugurar una autovía y visitó después las obras de un hospital en Santanderlarazon

Esta campaña electoral sí puede tener más importancia que otras en la inclinación del voto. Una premisa que se ajusta al análisis de los expertos y que va a condicionar la estrategia de los partidos. Los sondeos confirman tendencias, pero también que el panorama político, social y económico es muy volátil.

En el caso del PP, en el comité de campaña trabajan con la hipótesis de que se están produciendo movimientos de una semana para otra y que una encuesta se puede quedar vieja muy pronto, lo que exige ajustar la estrategia a una sociedad cambiante y en la que la aparición de nuevos partidos, sin recuerdo de votos sobre ellos, lo complica todo aún más.

El PP está movilizando todos sus recursos para limitar la abstención de sus votantes y la fuga a Ciudadanos. Es un trabajo en pirámide, que parte de las bases hasta llegar a la cúpula, incluido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

En la planificación con la que ya trabajan en la dirección de la campaña, Rajoy visitará todas las comunidades autónomas en las ocho semanas que quedan hasta la cita con las urnas, al menos una vez estará en todas ellas. Falta cerrar con él las fechas para compatibilizar su agenda como presidente del Gobierno con la de jefe del PP, un trámite que se concretará después de Semana Santa, según fuentes de la dirección. Pero la consigna es que tendrá «una participación muy activa».

También tendrá una destacada presencia en campaña la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Y la ministra de Fomento, Ana Pastor; la de Trabajo, Fátima Báñez, y el nuevo ministro de Sanidad, Alfonso Alonso. Sáenz de Santamaría es la más valorada por las bases, aunque también son apreciados por su «tirón» los otros ministros citados. Mientras que el titular de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, y el de Hacienda, Cristóbal Montoro, están en el otro lado de la balanza por el desgaste al que les ha sometido el ejercicio de sus responsabilidades.

El mal resultado de las elecciones andaluzas no afecta al esquema inicial de campaña de Génova, en el que preveían que la movilización autonómica y municipal fuera complementada con una «caravana» de dirigentes nacionales, incluidos Rajoy y sus ministros, como refuerzo en las «plazas» prioritarias. Esto no es incompatible con el hecho de que la inquietud territorial por el problema al que se enfrenta el partido en estos comicios se ha agravado con el fracaso andaluz. Y las elecciones departamentales en Francia también se han anotado como un aviso de hasta qué punto el partido en el poder, en este caso los socialistas, sufre el desgaste de la gestión de la crisis económica.

Las alarmas están encendidas, pero ni en Génova ni a nivel territorial creen que la solución sea cambiar la tradición de que el PP afronte las campañas autonómicas y municipales como una campaña nacional, con programas-marco, bajo una misma sigla y con presencia activa de sus líderes nacionales. Aunque en las organizaciones regionales y provinciales se estén colocando ya la venda antes que la herida con la estrategia compartida de derivar las responsabilidades de un mal resultado a las decisiones del Gobierno de Rajoy y a la factura de los escándalos que afectan a sus siglas, «Gürtel» o Bárcenas. Sólo que esta última justificación nace viciada de raíz: algunas autonomías, como Madrid o Valencia, han sido parte fundamental de este último problema.

Rajoy clausurará la campaña autonómica y municipal en Madrid, como siempre ha hecho, pese a la tensión con la dirección del PP que está alimentando la candidata a la alcaldía, Esperanza Aguirre. «Las elecciones andaluzas han sido un aviso para todos. Pero también han demostrado que los partidos emergentes tendrán presencia en el nuevo panorama político, pero no gobernarán», dice un alto cargo del partido. El PP cree que en las autonómicas y municipales se van a alcanzar niveles altos de participación porque los nuevos partidos van a sacar a gente de la abstención, como ya ocurrió en las elecciones andaluzas. Pero también confía en que el votante que no tiene claro el sentido de su voto esta vez se decante por «evitar el cambio». Sus expertos insisten en que los resultados de Podemos y de Ciudadanos no van a ser tan espectaculares como han pronosticado algunas encuestas y que su problema principal sigue siendo la abstención y no el partido de Albert Rivera –el sociólogo Pedro Arriola ya se equivocó, no obstante, al minusvalorar el efecto de las fuerzas emergentes–.

Este análisis tiene su réplica a nivel territorial. «El hastío de los ciudadanos con los partidos tradicionales es evidente. Estamos viendo las orejas al lobo y, si preferimos no hacer nada lo pagaremos en los resultados», sostiene un líder autonómico.