Castilla y León

Arranca el año teresiano a la espera de la visita del Papa

Más de 6.500 personas reciben entusiasmadas un mensaje de Francisco leído por el presidente de la Conferencia Episcopal

Desfile de Santa Teresa por las abarrotadas calles de Ávila
Desfile de Santa Teresa por las abarrotadas calles de Ávilalarazon

El V Centenario de Santa Teresa echó a andar en Ávila con una multitudinaria eucaristía oficiada por el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez. A la misa asistieron más de 6.500 personas, que recibieron entusiasmadas la lectura de una carta de el Papa Francisco, en la que animó a conocer la historia de la Santa andariega y a conservar y a enriquecer su «preciosa» herencia a través de cuatro caminos: el de la alegría, la oración, la fraternidad y el del propio tiempo.

En la misiva, el Pontífice afirmó que «es un camino que hay que andar toda la vida y que no se alcanza por el atajo fácil que evita la renuncia, el sufrimiento o la cruz, sino que se encuentra padeciendo trabajos y dolores».

«Con los brazos abiertos»

Durante su homilía, Ricardo Blázquez aseguró que «confiamos en que el Papa vendrá al V Centenario. Lo acogeremos con el corazón y los brazos abiertos». En este sentido, añadió que «soñamos ya con su visita; nos sentimos como abulenses, como albenses y como españoles dignificados».

También el presidente de la CEE calificó a la Santa en su discurso, que fue en numerosas ocasiones interrumpido por los aplausos de los miles de fieles asistentes, como «una mujer excepcional» y de «humanidad arrolladora».

«Su recuerdo está vivo entre nosotros; sus escritos son un libro vivo», defendió, y «siempre dio una respuesta de largo alcance a los desafíos de su tiempo». En este sentido, Ricardo Blázquez se preguntó cuáles son los retos actuales para la Iglesia y para la sociedad en general. «El nombre de Dios es con mucha frecuencia silenciado, unas veces rechazado y otras cortésmente preferido», lamentó. «Sobre la familia se han desencadenado en pocos decenios fuertes vientos contrarios», denunció. El arzobispo de Valladolid recordó también a los niños soldado o «esclavizados» en el mercado sexual y advirtió de que la paz «peligra» en varios rincones del mundo por la violencia y la guerra, «incluso apelando a Dios», precisó.

En su alocución instó a los presentes a aprovechar el V Centenario para descubrir y poner en práctica alguna que otra «lección fundamental» de Santa Teresa, como la de «descubrir el sentido cristiano y humanizador de la oración». «La celebración del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús es una oportunidad preciosa para actualizar y asimilar las dimensiones fundamentales de la vida cristiana y apostólica en la Iglesia y también la autenticidad de la existencia humana que todos compartimos», subrayó.

El presidente de la Conferencia Episcopal estuvo acompañado en la Misa de apertura del Año Jubilar Teresiano y el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa por una quincena de cardenales, arzobispos y obispos, así como por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien afirmó que «es un día muy importante», no sólo para Ávila, sino también para España, ya que Santa Teresa es una figura que «trasciende las fronteras» desde el punto de vista religioso como «cumbre de la mística».

En representación de la Junta de Castilla y León, asistió la consejera de Cultura y Turismo, Alicia García, que, como abulense, aseguró que «es honor ser testigo» de la apertura de una celebración, que confió en que se convierta «en la efeméride más importante de España» el próximo año.

Conservar la herencia de la Santa

Francisco anima a los jóvenes a andar alegres, a servir y a ser útiles.

«Cuando arde el mundo, no se puede perder el tiempo en negocios de poca importancia». Las palabras de Francisco recordando a Santa Teresa eran escuchadas en medio de un impresionante silencio, en la Catedral de Ávila. La carta del Papa, leída por el prelado abulense Jesús García Burillo, se dirigió especialmente a los jóvenes, a los que animó a no dejar de andar alegres, a ser útiles y a ponerse al servicio de los demás con amor desinteresado. «En una cultura de lo provisorio, vivan la felicidad del parasiempre. En un mundo sin esperanza, muestren la fecundidad de un corazón enamorado. En una sociedad con tantos ídolos, sean testigos de que sólo Dios basta», les ha dicho el Papa. También les advirtió de que «cuando los tiempos son recios son necesarios amigos fuertes de Dios para sostener a los flojos».