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Coraje misionero

La Razón
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Comienza el tercer año de su pontificado y Francisco es, cada vez más, un papa misionero. La principal preocupación de Bergoglio es, de hecho, el testimonio y el anuncio del Evangelio. En esta clave deben ser entendidas sus acciones y palabras desde que, en la tarde del 13 de marzo de 2013, llegó a la ciudad de Roma, su nueva diócesis, y al mundo. Y son los gestos y las palabras que el arzobispo de Buenos Aires había avanzado de alguna manera en las congregaciones generales previas al Cónclave tras la renuncia de Benedicto XVI, un gesto dramático e histórico de coraje.

La razón de ser de la Iglesia es la evangelización, y, para hacer esto, no debe permanecer cerrada en sí misma, sino salir más allá, superando el peligro de la autorreferencialidad, según había dicho el cardenal argentino a sus hermanos que, 24 horas depués, lo iban a elegir Papa. Y la alegría del Evangelio –«Evangelii gaudium»– está en el centro del gran documento programático del pontificado. El título recuerda a dos textos fundamentales para Bergoglio: la «Gaudium et Spes», del Concilio Vaticano II; y la encíclica «Evangelii nuntiandi», de Pablo VI, el predecedor al que el hoy Papa se siente más cercano.

La alegría y la esperanza de las mujeres y los hombres de hoy son las de la Iglesia, afirmaba en 1965 el gran documento conciliar, mientras que, exactamente diez años después, el Papa Montini dibujó las escenas del Evangelio en el mundo de hoy. Con estas referencias básicas, y con las enseñanzas de Benedicto XVI, el Pontífice está gobernando la Iglesia. Una institución que no crece por proselitismo, sino por atracción, dijo en numerosas ocasiones Francisco, recordando al Papa emérito, que, en su último consistorio, donde nombró seis cardenales, todos ellos no europeos, tomó la decisión de renunciar.

¿Era una señal? El hecho es que, después de 13 siglos, ha vuelto a la sede de Pedro un obispo no europeo. Es el primer americano que lo hace, el primer jesuita, es decir, que pertenece a una orden religiosa que ha hecho del coraje misionero una de sus características más distintivas.

Francisco es coherente con esta historia y con su vida, marcada por el enraizamiento en Cristo y el deseo de dar testimonio a todo el mundo de la misericordia de Dios. No es casualidad que el Papa haya elegido confesar a los fieles para pasar la tarde del segundo aniversario de su elección.

*Director de L’Osservatore Romano