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El Papa: «A veces, las separaciones son moralmente necesarias»

Francisco se refiere a aquellos casos en los que hay violencia en el hogar

El Papa durante su audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro
El Papa durante su audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedrolarazon

Un día después de la publicación del «Instrumentum Laboris» para el próximo Sínodo de la familia, en el que el Vaticano plantea cómo hacer frente a los grandes problemas que sacuden hoy a la institución familiar, Francisco dedicó su audiencia general de ayer a las parejas rotas y a las traiciones conyugales. Ante las decenas de miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, el Pontífice dijo que en algunos casos, las separaciones resultan «inevitables y moralmente necesarias».

Esas situaciones son aquéllas en las que hay que «salvar al cónyuge más débil» o que proteger a los «hijos pequeños de los daños más graves causados por la prepotencia y por la violencia, por el envilecimiento y la explotación, por la distancia y la indiferencia». Hay por otro lado multitud de ejemplos de esposos que, pese a las dificultades, «siguen dando testimonio de su fidelidad al vínculo en el que han creído», motivados tanto «por la fe» como por «el amor a los hijos».

Francisco denunció que son los hijos las mayores víctimas cuando los adultos «pierden la cabeza y cada uno piensa en sí mismo». «Cuando los padres se hacen daño, el alma de los niños sufre, marcándolos profundamente. En la familia todo está entrelazado», recordó. «Los esposos son una sola carne, de tal manera que todas las heridas y abandonos afectan a la carne viva que son sus hijos. Así se entienden las palabras de Jesús sobre la grave responsabilidad de custodiar el vínculo conyugal, que da origen a la familia», dijo el Papa, preguntándose sobre si la sociedad contemporánea no está «anestesiada» frente a las «heridas del alma» que sufren los pequeños.

Destacó que esta situación se produce pese a la «sensibilidad aparentemente evolucionada» y a los «refinados análisis psicológicos» de nuestros tiempos. «Cuando un hombre y una mujer piensan en modo obsesivo en las propias exigencias de libertad y gratificación, esta distorsión carcome profundamente el corazón y la vida de los hijos». Francisco también trató la traición a la fidelidad conyugal. Dijo que en ocasiones, el marido y la mujer se sienten «afectados por profundas heridas» buscan «comprensión, apoyo y consuelo» en otra parte, «pero a menudo estos apoyos no piensan en el bien de la familia». «El vaciamiento del amor conyugal», señaló, difunde «resentimiento en las relaciones», y esta desunión, muy a menudo, «recae» sobre los hijos.

«Malestares» por la reforma

Era un secreto a voces que ayer confirmó el presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Claudio Maria Celli, en un desayuno informativo en Bilbao organizado por Fórum Europa-Tribuna Euskadi: existen en el seno de la Iglesia «ciertos malestares» por la reforma que está emprendiendo el Papa Francisco, sensaciones de las que él mismo es consciente. En cualquier caso, Celli defendió los cambios que está llevando a cabo el Pontífice porque la Iglesia «no es un museo ni un cuarto cerrado».