Religion

Francisco: «¿Por qué suceden tantas desgracias?»

El Papa rompe con la tradición de no pronunciar una homilía durante la misa de Pascua para lanzar el mensaje a los fieles de que, ante un mundo lleno de guerras y de tragedias para las que no hay explicación, sólo se puede seguir adelante y pensar que «Cristo ha resucitado».

El Papa Francisco durante la misa de esta mañana
El Papa Francisco durante la misa de esta mañanalarazon

El Papa rompe con la tradición de no pronunciar una homilía durante la misa de Pascua para lanzar el mensaje a los fieles de que, ante un mundo lleno de guerras y de tragedias para las que no hay explicación, sólo se puede seguir adelante y pensar que «Cristo ha resucitado».

No tenía previsto hacer homilía, pero Francisco no quiso dejar pasar el día más importante para los cristianos como es la Pascua para dar respuesta a una importante pregunta: si Dios existe, ¿porqué hay tantas desgracias?

El Domingo de Resurrección, el Pontífice celebró una multitudinaria misa en la plaza de San Pedro. Miles de peregrinos llegados estos días hasta la Ciudad Eterna para vivir estos extraordinarios días no quisieron dejar de celebrar la resurrección de Cristo junto al Papa argentino. Además, presenciaron la tradicional bendición «Urbi et orbi» en la que repasó los principales conflictos que asolan el mundo e hizo un fuerte llamado a la paz.

«¿Cómo es posible que si Jesús ha resucitado sucedan tantas desgracias: enfermedades, tráfico de personas, guerras, destrucción, mutilaciones, venganzas, odio? ¿Dónde está el Señor?», se preguntó.

Para dar respuesta, Francisco contó una conversación con un joven enfermo. «Ayer llamé por teléfono a un joven con una enfermedad grave. Se trata de un joven culto, un ingeniero. Hablando con él, para dar un signo de fe, le dije: “no hay explicación para lo que te sucede. Mira a Jesús en la cruz. Mira lo que hizo Dios con su Hijo. No hay otra explicación”. Y él contestó: “Sí, pero a Él se lo pidieron, y dijo que sí. Sin embargo, a mí nadie me ha preguntado si quería esta cruz, y yo no he dicho que sí”».

El mismo Papa expresó que «a ninguno de nosotros nos han preguntado si estamos dispuestos a ir adelante con nuestra cruz, y, sin embargo, tenemos que portarla. Y entonces la fe en Jesús se viene abajo».

«Por eso la Iglesia continúa diciendo: “¡Jesús ha resucitado!”. Y esto no es una fantasía, la resurrección de Jesús no es sólo una fiesta con muchas flores. Es mucho más: es el misterio de la piedra que fue descartada y que se convirtió en el fundamento de nuestra existencia», dijo con fuerza.

Es este precisamente el anuncio que la Iglesia da al mundo y que el Pontífice invitó a dar evitando la cultura del descarta, del «usar y tirar». «En esta cultura del descarte en la que lo que no sirve toma el camino del “usa y tira” y acaba descartado, lo que no sirve termina siendo, en realidad, fuente de vida».

Sin embargo, «también nosotros, en esta tierra de dolor, de tragedia, con la fe en Cristo resucitado, tenemos un sentido», señaló. «En medio de tanta calamidad hay un horizonte: está la vida, está la gloria. Es la cruz con esta ambivalencia. Mira adelante. No te cierres. Tú, pequeña piedra, tienes un sentido en la vida porque eres una piedra tomada de aquella gran piedra que la maldad del pecado ha descartado».

No dudó en recordar la misión de la Iglesia, que está llamada a repetir «desde dentro del corazón: “¡Cristo ha resucitado”». «Pensemos un poco cada uno de nosotros en los problemas cotidianos, en las enfermedades que hemos vivido nosotros o alguno de nuestros parientes. Pensemos en las guerras, en las tragedias humanas. Simplemente, con voz humilde, sin flores, sólo delante de Dios, delante de nosotros mismos: No entiendo esto, pero estoy seguro de que Cristo ha resucitado, y apuesto por ello».

Después de la misa, el Pontífice se asomó al balcón central de la basílica de San Pedro para ofrecer el tradicional mensaje de Pascua y la bendición «Urbi et Orbi». Prestó atención a los conflictos actuales, sobre todo a la dramática situación en Oriente Medio.

De esta manera pidió «al Señor Resucitado» que «sostenga en modo particular los esfuerzos de cuantos trabajan activamente para llevar alivio y consuelo a la población civil de Siria, víctima de una guerra que no cesa de sembrar horror y muerte». «El vil ataque de ayer a los prófugos que huían ha provocado numerosos muertos y heridos», dijo sobre el ataque terrorista del sábado en Alepo en el que murieron 125 sirios evacuados, incluidos 68 niños, de localidades asediadas leales al régimen en un atentado con una camioneta bomba.

Asimismo, pidió «que los pueblos de Sudán del Sur, de Somalia y de la República Democrática del Congo, que padecen conflictos sin fin, agravados por la terrible carestía en algunas regiones de África, sientan siempre la cercanía del Buen Pastor».

Respecto a América Latina, hizo hincapié en que Dios «sostenga los esfuerzos de quienes se comprometen en favor del bien común de las sociedades, tantas veces marcadas por tensiones políticas y sociales, que en algunos casos son sofocadas con la violencia», seguramente en referencia a Venezuela.

También tuvo palabras para los problemas de desempleo y pidió a Dios «esperanza» para todos aquellos que lo sufren. Otro de los conflictos que centran siempre su atención es el de Ucrania, para el que pidió volver «a encontrar la concordia y acompañe las iniciativas promovidas para aliviar los dramas de quienes sufren las consecuencias». Ante toda esta crisis mundial, Bergoglio aseguró que «el Pastor va a buscar a quien está perdido en los laberintos de la soledad y de la marginación» y se hace cargo «de cuantos son víctimas de antiguas y nuevas esclavitudes: trabajos inhumanos, tráficos ilícitos, explotación y discriminación, graves dependencias». «Se hace cargo de los niños y de los adolescentes que son privados de su serenidad para ser explotados, y de quien tiene el corazón herido por las violencias que padece dentro de los muros de su propia casa», añadió.

El terrorismo también tuvo cabida en su mensaje. Ante los ataques, explicó que no hay duda de que «el Pastor Resucitado se hace compañero de camino de quienes se ven obligados a dejar su tierra por los conflictos armados, de los ataques terroristas, de las carestías, de los regímenes opresivos».