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Visita a la «Zona Cero»: Donde el dolor grita al cielo

Francisco visitó la Zona Cero, donde rezó con otros líderes religiosos

Foto de archivo que muestra al Papa en el memorial del 11/S en Nueva York
Foto de archivo que muestra al Papa en el memorial del 11/S en Nueva Yorklarazon

Uno de los momentos más emotivos del viaje de Francisco a Estados Unidos tuvo lugar en la Zona Cero, donde hasta 2001 se hallaban las Torres Gemelas, destruidas por un ataque terrorista en el que «miles de vidas fueron arrebatadas en un acto insensato de destrucción». «Éste es un lugar donde lloramos, lloramos el dolor que genera sentir la impotencia frente a la injusticia, frente al fratricidio. En este lugar lloramos la pérdida injusta y gratuita de inocentes», dijo en el discurso que siguió a una hermosa ceremonia en la que participaron líderes de todas las religiones y que pronunció en español.

En ese lugar, que quiere ser memorial de las personas que allí murieron, el Pontífice pudo saludar a las familiares de los fallecidos. «En el encuentro –reconoció– pude constatar una vez más cómo la destrucción nunca es impersonal, abstracta o de cosas; tiene rostros e historia, posee nombres concretos. En ellos se puede ver el rostro del dolor, un dolor que nos deja atónitos y grita al cielo».

El Pontífice no quiso olvidar a todos aquellos que dieron su vida al intentar rescatar a otros. Citó, en concreto, a los bomberos de la ciudad y les puso como ejemplo de esperanza ante una tragedia de tan grandes dimensiones. «Este lugar de muerte se transforma también en un lugar de vida, de vidas salvadas, un canto que nos lleva a afirmar que la vida siempre está destinada a triunfar sobre los profestas de la destrucción, sobre la muerte, que el bien siempre despertará sobre el mal, que la reconciliación y la unidad vencerán sobre el odio y la división», añadió.

Del mismo modo, Bergoglio deseó que el hecho de que se reuniesen en ese lugar los líderes de tantas tradiciones religiosas «sea un signo de las ganas de compartir y de reafirmar el deseo de ser fuerzas de reconciliación, fuerzas de paz en esta comunidad». «En las diferencias, en las discrepancias, es posible vivir en un mundo de paz», sentenció.

Precisamente, sus últimas palabras versaron sobre la paz en una invitación a mirar al cielo y orar por ella. «Pidamos el don de empeñarnos por la paz. Paz en nuestras casas, en nuestras familias, en nuestras escuelas, en nuestras comunidades. Paz en esos lugares donde la guerra parece no tener fin. Paz en esos rostros que lo único que han conocido ha sido el dolor. Paz en este mundo vasto que dios nos lo ha dado como casa de todos. Tan sólo, paz», concluyó.