Iglesia Católica

El papel de las diaconisas en la Iglesia

La Razón
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Fue a partir del siglo III cuando aparecieron los términos específicamente cristianos de 'diaconissa' o 'diácona', según el documento 'El Diaconado: Evolución y perspectivas', elaborado por la Comisión Teológica Internacional, organismo que ayuda a la Santa Sede a examinar cuestiones doctrinales.

El término surgió en Siria oriental y Constantinopla, donde se atestigua un ministerio eclesial específico atribuido a las mujeres llamadas diaconisas. Además, hacia el año 240 aparecen por primera vez en un documento eclesiástico, aunque sin carácter oficial: la Didascalia de los Apóstoles.

A partir del siglo X, ya no se nombra a las diaconisas más que en unión con instituciones de beneficencia. Un autor jacobita de esta época constata que "en tiempos antiguos se ordenaba a las diaconisas"pero que "cuando la religión se extendió y se decidió administrar el bautismo a los niños, dicha función fue abolida". Ya en el siglo XII, el Patriarca Miguel de Antioquía observa: "Hoy día no se ordena a diaconisas, aunque se llame abusivamente diaconisas a aquellas que forman parte de las comunidades de ascetas".

Los diáconos se encuentran en el grado inferior de la Jerarquía por debajo de presbíteros y de obispos. Hasta el momento, las mujeres no pueden ser diáconas pero sí pueden serlo los varones casados.

"Es oficio propio del diácono, según le fuere asignado por la autoridad competente, administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales y sepultura", subraya la 'Lumen Gentium', una de las cuatro constituciones promulgadas por el Concilio Vaticano II.