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«En mi mesa siento a todos»... incluso a Pablo Iglesias

El arzobispo de Madrid respondió a varias preguntas tras su intervención
El arzobispo de Madrid respondió a varias preguntas tras su intervenciónlarazon

Osoro tilda de «absurda» una posible ruptura Iglesia-Estado y advierte de que «nadie quiere volver a una sociedad dogmática».

Tras su intervención, Carlos Osoro respondió a las preguntas de Gloria Lomana, directora de Informativos de A-3; Javier González Ferrari, presidente de Onda Cero, y Francisco Marhuenda, director de LA RAZÓN.

–GLORIA LOMANA: Muchos piensan que usted es el mejor discípulo del Papa en España. Tienen manifestaciones muy singulares en común, como una vida austera: ha vivido varios meses en un hogar de ancianos, ha visitado de forma discreta cárceles... Incluso ha suspendido esa concentración que se celebraba en Madrid donde miles de ciudadanos se manifestaban contra los gobiernos de turno. Se le reconoce una buena mano para estos nuevos tiempos. ¿Cuál es esa política y gestos que tiene que hacer la Iglesia para acercarla más a los fieles?

–CARLOS OSORO: Gracias, Gloria, pero yo quiero ser discípulo de Jesucristo. Naturalmente, admiro muchísimo al Papa Francisco. Ha logrado que muchos que miraban a otra parte vuelvan a mirar a la Iglesia. Todos los cristianos tenemos que estar contentos. Yo no he quitado nada por quitar. Cuando se ha hecho la fiesta de la familia yo he sido obispo, y he creído que había que vivir esa fiesta en las diócesis. Y eso hice. Y para reunirnos de una forma distinta. ¿Usted sabe lo que es pasar diez horas de pie escuchando a la gente? Son cosas extraordinarias. Desde esa mujer mayor que te viene con las fotos de todos sus hijos y te dice «no creen en nada», hasta esa chica joven y su marido que te dicen que «el hijo que vamos a tener es deficiente». Te lo dice llorando: «Bendíganos porque no quiero abortar». Otros decían: «Bendíganos para que tengamos trabajo, no podemos pagar un piso...». Eso no lo puedo tener en una manifestación grande. El ver rostros concretos es impactante. No ha sido «vengo yo y quito cosas». Yo soy obispo de todos. Y de todos los que el Señor ha puesto en mi vida. El Señor me manda a ellos.

–GLORIA LOMANA: Entre esos «todos» está uno de los políticos emergentes, Pablo Iglesias, líder de Podemos, que acaba de decir en «Vanity Fair» que está en la misma barricada que Francisco. ¿Cómo lo ve? ¿Qué le parece que el Papa despierte esa admiración en un sector anticlerical?

–CARLOS OSORO: Me parece muy bien que se reconozca a alguien valioso, que nos alimenta con cosas verdaderas, que sacian el hambre de todos. Yo en mi mesa siento a todos. No a lo mejor para comer lo que ellos me den, sino para ofrecerles lo que les puedo dar.

–JAVIER GONZÁLEZ FERRARI: La crisis económica no ha sido más que la punta del iceberg; lo que más se ha visto es una crisis más profunda, de valores. Algunos hemos echado un poco de menos que la Iglesia española tuviera una voz más alta y mas dura contra esa crisis de valores que ha sido diluida por la crisis económica.

–CARLOS OSORO: Tiene razón en que la crisis es más profunda, pero no en que la Iglesia no haya salido a decir algo. Hoy no valen las palabras, valen las obras. Si de Madrid quitásemos los comedores –a los que he ido– y las obras no sólo de Cáritas, sino de instituciones de la Iglesia que abren sus puertas a los que lo pasan peor, no sé si Madrid tendría algo parecido a lo que hoy tiene. Y cuando digo Madrid, y aquí está su arzobispo, Antonio Cañizares, también puedo hablar de Valencia. Hay gente que no quiere leer aunque el libro lo tengan delante, con dibujos y situaciones concretas. Cuando hemos tenido que decir algo siempre lo hemos dicho. Y ante esa crisis más profunda, hemos hablado de la vida, de los más pobres, de los derechos del ser humano, cuya dignidad se respeta cuando esos derechos son puestos en práctica. Son documentos que están visibles.

–JAVIER GONZÁLEZ FERRARI. Desde el PSOE hasta Podemos, toda la izquierda, hoy fragmentada, lleva meses diciendo que se cargará la relación entre la Iglesia y el Estado, el concordato. ¿Hay preocupación en la Conferencia Episcopal sobre lo que puede hacer la izquierda o será, como Alfonso Guerra, que luego era más cristiano que todos juntos?

–CARLOS OSORO: Tendría preocupación si volviésemos a las cuevas de mi tierra, a Altamira. Hoy, todos los países del mundo tienen algún acuerdo con la Iglesia excepto muy pocos, como los musulmanes. Es absurdo decir eso. Se dicen tantas cosas inviables... En el fondo, es lo que he dicho antes. Hay tres tipos de sociedades. Y nadie quiere volver en España a una sociedad dogmática. Ha habido una serie de gente que ha hecho tremendos esfuerzos para estar donde hoy estamos. E incluso para poder mejorar.

–JAVIER GONZÁLEZ FERRARI. Existe la dictadura de lo políticamente correcto...

–CARLOS OSORO: No creo que vaya por ahí. Muchísimos jóvenes piensan más en una sociedad ética que en una tecnocrática o dogmática. No tengo ningún miedo.

–FRANCISCO MARHUENDA: Es cierto que ha existido un anticlericalismo desde el siglo XIX. Usted, que ha estado en varias diócesis, ¿cómo ve la salud de la Iglesia y del camino que lleva España? ¿Van encarrilados o desviados?

–CARLOS OSORO: La salud de la Iglesia está mejor que nunca. Porque nuestro Señor nos acompaña. Se la puede ver como una sociedad más en crisis, en problemas, en la que alguno de sus miembros armamos un escándalo... pero es la lectura de la mediocridad, de la gente que no sabe que la pertenencia eclesial no es como apuntarse a un club; es un regalo que viene de Dios, no para guardárnoslo, sino para donarlo a los demás. El anticlericalismo viene de muy atrás, y ha sido azuzado y alimentado a veces –por qué no decirlo– por nosotros mismos: a veces queremos copar decisiones que no son de nuestra competencia. La competencia es que la luz del Evangelio llegue a todos los hombres, y que les haga ver otras cosas. El verdadero maestro es el que da la mano a otro para que vea lo que él o incluso ver más. Ojalá pongamos la luz del Evangelio en la vida de la gente. Es una luz que no destruye, no esclaviza, no rompe. Quita cadenas, nos une a todos, nos da capacidad de perdonar.

–FRANCISCO MARHUENDA: Hay un tema que produce desazón a católicos, cristianos, creyentes y gentes de bien: el aborto. España es un país que desgraciadamente es campeón del mundo en este terreno. ¿Qué hay que hacer para resolver este tema y para que llegue al ánimo de todos?

–CARLOS OSORO: El drama más grande de nuestro tiempo y de la humanidad es el aborto. ¿Qué podemos hacer? En la medida en que un hombre conoce la Vida, con mayúscula, que es Jesucristo, es que ni piensa en eso. Cuando tienes a nuestro Señor, valoras lo que es la vida y descubres que el dueño de la vida no eres tú, sino Dios. Y lo mismo que te regala la existencia, te regala el cuidado de la existencia. Por eso, la adhesión a Jesucristo no es secundaria. Cuando nace el cristianismo y sale del solar de Palestina a otros contextos, se mataba a los niños. La vida no valía nada. Y cuando hay gente que se toma la licencia de decidir lo que es la vida, está asumiendo un papel de muerte. No de vida. Anunciar a Jesucristo es mi pasión, y voy seguir haciéndolo. Él mismo se define como el camino, la verdad y la vida

–ALFONSO USSÍA: Me produce consternación el aborto. Entiendo que haya unos supuestos en los que se puede admitir, pero todas las personas de buena voluntad debemos ser ser firmes en la defensa de los más indefensos.

CARLOS OSORO: Para la vida no puede haber supuestos.