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La nueva Iglesia del Papa Francisco

El Papa cumple 4 años de pontificado, que han estado marcados por el diálogo interreligioso, la crítica de la sociedad del descarte y la reforma de la Curia romana

El Papa visitó ayer la iglesia de Santa Magdalena de Canossa, cerca de Roma, donde acudieron muchos jóvenes
El Papa visitó ayer la iglesia de Santa Magdalena de Canossa, cerca de Roma, donde acudieron muchos jóveneslarazon

Desde que fue elegido, Jorge Mario Bergoglio marcó su estilo y dejó claro que no le gustaba usar coche oficial y que no iba a vivir en los aposentos del Palacio Apostólico, sino en una de las habitaciones de la de la Casa Santa Marta, mucho más austera.

Hoy, 13 de marzo, se cumplen cuatro años de una de las mayores sorpresas en la vida de la Iglesia: la elección del Papa Francisco. El primer líder de la Iglesia católica americano y miembro de la Compañía de Jesús. Con su elección en 2013 se abría un nuevo periodo en la historia de la Iglesia, también por el hecho de que su predecesor, Benedicto XVI, renunciase y diese paso a esta nueva etapa.

Cuatro años han bastado para que el Pontífice realmente haga «lío», como pidió a los jóvenes en su primer viaje internacional con motivo de la Jornada Mundial en Río de Janeiro, y ponga «patas arriba» algunos asuntos y engranajes del interior de la Iglesia. Queriendo «una Iglesia pobre y para los pobres», el primer Papa llegado «del fin del mundo» recordó que el colegio cardenalicio –antes de encerrarse en el Cónclave– pidió cambios. Dicho y hecho. Comenzó así la llamada reforma de la Curia –él mismo se encargó de explicar que llevaría años terminarla– que permitirá eliminar ciertos «vicios», mejorar otros mecanismos y crear nuevos departamentos en el Vaticano.

Sin embargo, este tiempo no ha sido fácil para Francisco. Alabado por algunos, denostado por otros, ha visto cómo le han intentado derribar en diferentes ocasiones. Precisamente esta reforma de la Curia y la reflexión sobre algunos asuntos que hasta el momento eran considerados de alguna manera como tabú, o que necesitaban una revisión: el papel de las familias, el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar, la importancia de la mujer en la Iglesia, le han llevado a ser impopular entre algunos sectores. Y es que Francisco se ha encontrado con no pocas resistencias a la hora de implementar las nuevas medidas. También se ha visto atacado por la publicación de varios libros en los que arremetían contra su gestión y que contenían documentos secretos, dando como resultado un nuevo caso «Vatileaks».

Pero Francisco es, ante todo, un hombre de paz y lo mismo intercede entre el Gobierno cubano y el de Estados Unidos para mejorar las relaciones diplomáticas, que denuncia el comercio de armas y las ambiciones de ciertos gobiernos que con tal de ostentar el poder pisotean a otros.

Él mismo ha revelado que los predilectos de la Iglesia –y por tanto los suyos mismos– son los pobres, necesitados, afligidos, ancianos, niños, enfermos, y se ha ocupado de ellos con gestos y ayudas concretas. Se ha convertido en el nuevo San Francisco de Asís, de cuyo santo lleva su nombre, pero también por su amor a la naturaleza. Su mejor ejemplo es la encíclica «Laudato Si’».

Otra de sus principales preocupaciones es la trata de seres humanos, la corrupción o el alto índice de desempleo en países europeos, a los que a menudo pone como ejemplo. Es habitual que critique el actual sistema económico y social que pone en el centro el dinero y no la dignidad de la persona, quien es, a su juicio, el mayor bien. 2016 fue el «Año de la Misericordia» gracias al Jubileo Extraordinario que convocó y que movilizó a todos los católicos del mundo. Por vez primera, fue un Año Santo no centralizado en Roma, sino abierto a todas las diócesis del mundo.

Pero Francisco, en estos cuatro años ha aportado mucho más. Siguiendo las huellas de Juan Pablo II, Bergoglio se ha revelado como un excelente peregrino que no duda en echarse el petate a la espalda e ir a los lugares más alejados o poco populares para llevar una palabra de ánimo y esperanza. Armenia, Georgia y Azerbaiyán, Suecia, Cracovia o México fueron algunos países a los que acudió en 2016. Este 2017 se presenta también lleno de viajes. Con la visita confirmada a Fátima en mayo por el centenario de las apariciones y el de Colombia el próximo septiembre para celebrar el proceso de paz, el Vaticano estudia que visite Egipto o Sudán del Sur, aunque él mismo ha señalado que este último será muy difícil llegar a realizarlo.

El Pontífice también ha cambiado de alguna manera la forma en la que el Vaticano ve a los medios. Concede entrevistas tanto a televisiones como a Prensa escrita y ha dado el paso de renovar el área de comunicación de la Santa Sede. Los cambios llegaron hasta la Oficina de Prensa con el nombramiento por primera vez de una mujer como vicedirectora, la española Paloma García Ovejero. Pero si en algo insiste Francisco es en que la Iglesia debe salir de sí misma. Es lo que ha hecho llevándolo a la práctica con el ecumenismo y el diálogo interreligioso. Ha pedido perdón por los errores de la Iglesia y les ha dado la mano para caminar juntos, como hizo hace apenas unos días al convertirse en el primer Papa en visitar por primera vez un templo anglicano en Roma.