Minsk

Un abrazo de gigantes

La Razón
La RazónLa Razón

Francisco pidió el pasado mes de septiembre, ante la patrona de Cuba, por la reconciliación de todos los cristianos y hoy, cinco meses después, esa petición se concreta en un encuentro histórico con el patriarca ortodoxo rusu Kirill en territorio cubano. Hace dos años, el Papa había expresado su interés en reunirse con el patriarca «en cualquier lugar». Un deseo que cobró fuerza en dos audiencias estratégicas en Roma: la primera, en 2013, con Hilarión, el portavoz de Asuntos Exteriores de la Iglesia rusa, y la segunda con el presidente Vladimir Putin en junio de 2015.

En esta última audiencia, Francisco pidió a Putin «un esfuerzo importante y sincero» por lograr la paz en Ucrania y lo invitó a respetar los acuerdos de Minsk. Más allá de la exhortación papal, quedó en evidencia la confianza que Francisco generó, así como su liderazgo y el buen sentido en la búsqueda de salidas diferentes a la guerra y a la muerte. Su poder de mediación y autoridad moral han servido para llevar a los adversarios al diálogo. Distintos mensajes públicos del Papa han ayudado a abrir estos espacios de diálogo y encuentro: el clamor por la paz mundial, el rechazo a cualquier utilización del nombre de Dios para justificar el terrorismo y la violencia, así como la condena a la indiferencia frente a la crisis migratoria, a la corrupción de la política y al tráfico de armas y su relación con las drogas.

El abrazo de Francisco y Kirill en el cálido ambiente cubano dejará atrás siglos de desconfianzas y recelos; un sólo abrazo de dos gigantes espirituales que demostrará al mundo que la paz es posible aun tras un milenio de discordias.

*Ex embajador ante la Santa Sede