La Habana

Un mayor compromiso con los necesitados

La Razón
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Me cuentan que en la sala de prensa del Hotel Nacional, en La Habana, los periodistas rompieron a aplaudir cuando el avión del Papa partió rumbo a Estados Unidos. Francisco ha cautivado a mucha gente, católicos y no creyentes, y deja un recuerdo que no podremos olvidar. Su paso por Cuba nos ha emocionado. En sus palabras no ha olvidado uno de los dramas que nos está rompiendo el corazón estos días, la crisis de los refugiados sirios. Ha llamado a la oración, y así lo vamos a hacer a nuestra vuelta a España.

Los católicos, y los no creyentes, también podemos hacer mucho por unas personas –sí, unas personas–, como dice nuestro Papa, que están en una situación límite y que buscan la paz en nuestra sociedad desarrollada. Creen en la tierra prometida.

Mensajeros de la Paz ha convocado una oración para el próximo día 26 de septiembre en la Iglesia de San Antón en Madrid, a las 19 horas, porque no podemos seguir impasibles. Nuestro trabajo en favor de estos desplazados irá acompañado de oración. Nos emocionamos cuando el Papa, con los ojos vidriosos, nos pedía ese esfuerzo. Su mensaje es una palabra de misericordia y también de esperanza para que luchemos contra esta situación injusta que nos debe avergonzar.

El Papa estuvo en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, en Santiago de Cuba. Allí nos recordó el alma del pueblo cubano, que fue forjada entre dolores, «penurias que no lograron apagar la fe, esa fe que se mantuvo viva gracias a tantas abuelas que siguieron haciendo posible, en lo cotidiano del hogar, la presencia viva de Dios».

Como es un hombre con los pies en la tierra, nos explicó la anécdota de un amigo que le contó que se había quedado solo unos días «en paz», tras la partida de su familia por vacaciones. Y como esta misma persona le dijo, al tercer día sentía que ya no podía vivir sin su esposa y sus hijos tras esa «paz».

Dejamos Cuba con la alegría de las palabras del Papa y con los deberes que nos ha puesto a los católicos. Como presidente de Mensajeros de la Paz, voy a llevar este mensaje al pueblo peruano. Antes de volver a España, visitaremos «El Cerro» de Lima, donde hay cientos de chabolas. Tenemos allí un centro cultural, un centro de día y también comedores. El propio arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, tuvo la ocasión de bendecir a estos niños que, como los que recorren Europa, tienen derecho a ser tratados como lo que son: seres humanos.