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Quinto centenario de Teresa de Jesús

Una jornada histórica

La Razón
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Ávila ha vivido una jornada histórica, en palabras de su obispo Jesús García Burillo. El Carmelo teresiano, al que he tenido la dicha de representar, enviado por el P. General Saverio Cannistrà, ha vivido una jornada de enorme júbilo al acoger, en la casa natal de su fundadora, a los pastores de la Iglesia que peregrinan en España. Hija de la Iglesia, Teresa sintió apasionadamente las fatigas y esperanzas de su tiempo, entregando su vida dichosa por los «capitanes de la Iglesia» y llamó a sus hijos e hijas a hacerlo de la misma manera.

Ellos han tenido la ocasión, en este día, de realizar un gesto de amor por la Madre Teresa, que ella sin duda agradecerá desde el cielo.

Hoy, contemplando y escuchando a sus pastores, el Carmelo ha recordado tres cosas:

1. Que más allá de cualquier capacidad humana es la comunión y la amistad con el Dios que sabemos nos ama, cultivada en la oración, la que sostiene el corazón de nuestros obispos en su tarea de servicio y compromiso con la Iglesia y la sociedad.

2. Que nuestros pastores se saben necesitados de la misericordia del Dios que es todo amor en Jesucristo, y acuden a ella con la sencillez y la humildad del pecador arrepentido.

3. Que nuestros Obispos son hombres del pueblo, llanos y sencillos, cercanos y agradecidos. Y lo ha recordado porque ha visto a sus obispos rezar y peregrinar con el corazón henchido de gozo porque, de la mano de Teresa, acudían al encuentro del Padre que nos ha dado su perdón y nos ha manifestado en Cristo. Y el Carmelo, hoy, ha visto sus sonrisas, ha estrechado sus manos francas, cómplices en la amistad, cercanas a todos deseosas de bendecir. Que Dios nuestro Señor, por la intercesión de Santa Teresa y la Virgen del Carmen derrame abundantes gracias sobre nuestros obispos, les proteja de todo mal y les llene de sabiduría. Hoy, en Ávila, los pastores olían, y mucho, a oveja.

Fr. Emilio José Martínez

Ocd. Vicario General de los Carmelitas Descalzos