Francia

Rotunda Puerta Grande de Manzanares en Arles, con cuatro orejas

Juan Bautista paseó un trofeo y perdió con los aceros la salida a hombros

Manzanares sale a hombros del Coliseo Romano de Arles
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Jose María Manzanares tomó el testigo de la afición francesa, el otro gran nombre propio del día en Arles por su cívica defensa de la Tauromaquia, y se convirtió en el indiscutible triunfador de la tercera de la Feria de Pascua, celebrada esta tarde en la ciudad del sur de Francia, al pasear cuatro orejas y salir por la Puerta Grande.

El diestro alicantino, que toreó con mucha cadencia a la verónica al primero de su lote, un animal noble y con casta, bordó el toreo después con su prodigiosa muleta, hilvanando por ambos pitones series muy templadas y ligadas. No titubeó con uno de sus puntos fuertes y acabó con el toro de una certera estocada.

Con la salida a hombros ya asegurada, Manzanares no levantó el pie del acelerador y volvió a cuajar otra gran faena basada en la quietud, sin perder pasos para ligar los muletazos, y el gusto en la composición. Interpretó pases muy largos y templados. Faena de mucho empaque, que volvió a rubricar con el estoque, un argumento decisivo para que los aficionados volvieran a premiarle con el doble trofeo.

La otra oreja de la tarde la paseó Juan Bautista, que comenzó con unos doblones su faena al segundo. Este astado poco a poco fue quedándose de manera peligrosa, buscando en ocasiones las zapatillas del francés a la salida de la suerte, que toreó con mucho poderío. Efectivo con la espada, el tendido se animó y cayó un justo premio.

Sin embargo, el acierto se tornó en desatino con el quinto. Marró varias veces el torero local con el golpe de cruceta y la Puerta Grande se le escurrió entre las manos. Lo había recibido con una larga cambiada de rodillas para prosiguir, aún de rodillas toreando a la verónica. Con la muleta, su faena tuvo rotundidad, mando y temple. Bien adornado todo su quehacer con los cambios de mano, ajustados trincherazos y circulares invertidos.

Previamente, encabezó la terna Julián López «El Juli», que se fue de vacío del bimilenario coliseo, ya que pechó con el lote de menores opciones. El Juli construyó una faena a la medida del primero, un animal al que las fuerzas no le sobraban en demasía. El temple y el no obligar demasiado a la res, a media altura, fueron las claves del trasteo. Ante el débil cuarto, flojo de los cuartos delanteros, lo intentó pero pronto tuvo que desistir ante las nulas opciones de una res que embistió defendiéndose en el último tercio.

De este modo, en la tercera de la Feria de Pascua de Arles (Francia), se lidiaron toros de Domingo Hernández, de correcta presentación aunque de diferentes hechuras, manejables, aunque sin entrega ni clase en la muleta, fueron a menos. El Juli, silencio en ambos; Juan Bautista, oreja tras aviso y silencio tras dos avisos; y José María Manzanares, dos orejas en su lote. Lleno en los tendidos.