PP

Santamaría media ante el estallido de Cospedal por la filtración de su cese

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, hoy, en el Congreso
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, hoy, en el Congresolarazon

La secretaria general traslada a Rajoy su malestar. La vicepresidenta sale a elogiar su gestión e intenta calmar el enfrentamiento entre el Gobierno y el partido.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tuvo que lidiar ayer con otro problema añadido: el estallido de la candidata del Partido Popular a la Junta de Castilla-La Mancha y secretaria general, María Dolores de Cospedal, por las filtraciones sobre las críticas internas a su gestión y sobre su posible cese. La primera revuelta de los «barones» que anunciaron que daban un paso atrás rompió el guión con el que Rajoy había previsto gestionar los resultados electorales del domingo: reflexionar con tiempo y no abrir crisis internas antes de que se aclarase el mapa del poder territorial.

Pero el escenario ha evolucionado justo en dirección contraria. Ahora hasta la secretaria general está colocada en el centro de la diana, y ella, como ya ha hecho en anteriores ocasiones, responsabiliza de esas críticas al Gobierno y mira a La Moncloa. Es su salida, aunque dentro del PP estén bastante generalizadas las enmiendas hacia su gestión. Cospedal no ha sabido ganarse al partido en estos últimos años, y hasta su manera de actuar con el «caso Bárcenas» ha hecho que de puertas adentro interpretaran que estaba pensando más en salvarse a sí misma que en cuidar del conjunto. Pero el principal reproche es orgánico.

En cualquier caso, la situación ha hecho que resucite la imagen de guerra entre el Gobierno y el partido. Una brecha más que la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, intentó ayer taponar con el aval de Rajoy. Sáenz de Santamaría aprovechó el Pleno del Congreso para dirigirse a los periodistas y poner en valor la figura de la «número dos» del partido. Destacó que su labor es «ingrata, dura y difícil». «Yo sé lo que es la labor de un secretario general porque he trabajado bastantes años en el PP. Es una labor difícil, dura e ingrata. No encontrará en mí ni una sola crítica», sostuvo la vicepresidenta.

Sáenz de Santamaría se ha cuidado de no entrar en guerras internas y darles pábulo con comentarios públicos o de los que se hacen en «mesas camilla». Ahí la prudencia ha estado más de su lado que del entorno de Cospedal. Ayer la vicepresidenta salió para intentar calmar la tensión interna que se vive desde el pasado domingo.

Mientras, Rajoy ha visto cómo la evolución de los acontecimientos le sitúan ante la dificultad de gestionar las expectativas que dentro de su partido se han generado en relación a los posibles cambios en la cúpula del partido. Si hace poco o nada corre el riesgo de desgastarse mucho más. Aunque, por otro lado, dentro del PP también admiten que sustituir a Cospedal no soluciona el problema de fondo. Así puede ser, pero es la única pieza que los maltratados se pueden cobrar, al menos en las filas populares no se ve otra. Rajoy teme los cambios, pero es consciente de que tal y como ha evolucionado la situación, algo tiene que hacer. «Un dilema», sentencia uno de sus ministros. Que tiene que resolver pronto para poner en marcha la maquinaria política y programática del PP para las generales.

«Momentos de análisis»

Ayer la vicepresidenta también hizo de portavoz de la demanda del presidente de que se le dé tiempo para valorar los resultados, aclarar los pactos postelectorales y, con más elementos de juicio, tomar las decisiones. Sáenz de Santamaría señaló que lo que toca en estos momentos es una reflexión serena. «Son momentos de análisis». Un mensaje con lectura interna de toque de atención a algunos de los dirigentes territoriales que se han movido y han precipitado los acontecimientos; por ejemplo, los barones que han anunciado que abandonarán sus liderazgos regionales tras no conseguir gobernar. «Son momentos de análisis. Eso es lo que tenemos que hacer todos, en el Gobierno, en el partido y en todas las instancias. Analizar qué ha pasado, en qué podemos mejorar y trabajar para lograrlo», concluyó.