Luis Alejandre

Sáhara: hace cuarenta años

Comenzaré por el final.

«El comportamiento de los soldados de reemplazo de aquellas dos patrullas de la Agrupación de Tropas Nómadas fue extraordinario», en palabras de uno de sus oficiales.

El soldado Ángel Moral (22) murió al oponerse a su reducción y a entregar su arma, traicionadas las dos patrullas «Pedro» y «Domingo» por un suboficial y 52 soldados indígenas que se rebelaron en nombre del Frente Polisario. También resultaron heridos el sargento Daniel Fuentes (23) y el soldado Antonio Bauzá (22). Ángel Moral, a quien recientemente se le tributó un merecido homenaje en su pueblo, Quintanilla del Agua, permaneció enterrado en territorio argelino siete meses hasta que su cuerpo fue repatriado a España el 21 de octubre de 1975. Los soldados Vicente Blanco (22) y Antonio Bauzá –hoy canciller en el Consulado de España en Santo Domingo– fueron liberados el 10 de Julio de 1975 por motivos humanitarios. El sargento Fuentes –también herido como se ha dicho– rehusó a ser liberado en tanto permaneciesen sus soldados prisioneros.

Los trece restantes miembros de las patrullas llegaron a España el 9 de septiembre de 1975. Eran los tenientes Francisco Lorenzo (26), Sanchez-Gey –que hacía tres días que había llegado al Sáhara–(27), Antonio Fandiño (24) y Juan Álvarez Jiménez (23) –hoy teniente general–, los sargentos Sobrino Ríos (22) y Daniel Fuentes(23), los cabos Jacinto Escalante (22) y Moras Benito (23), y los soldados Lara Romero, Mateo Heredia, Ramon Arroyo, José Collados, Pedro Mateos, todos de 22 años. El teniente Lorenzo pudo conocer a su hijo Borja, nacido durante su cautiverio. El soldado Pedro Mateos diría recién llegado al Hospital Militar Gómez Ulla: «Pese a que me ven desmejorado, me encuentro con fuerza para ir corriendo hasta Cáceres para abrazar a mi madre».

¡Estamos hablando de jóvenes españoles de veintitantos años!

¡Estamos hablando de un suboficial que rehúsa ser evacuado!

¡Estamos hablando de oficiales y suboficiales números uno de sus promociones, que elegían voluntariamente estas unidades de Tropas Nómadas en tiempos difíciles!

¡Estamos hablando de cabos y soldados de reemplazo, que al igual que en muchas otras unidades fueron cumplidores, abnegados, sobrios, eficaces, leales, patriotas, héroes !

Recordemos el momento histórico. Nos remontamos a 1975, año en el que murió el General Franco. El Sáhara era «de iure» provincia española, pero ya sobre su territorio se cernía la crisis que aún perdura. Cuando hablamos del territorio argelino –en Tinduf fue enterrado el soldado Moral– aun hoy parte de la población saharaui vive en sus campamentos. Algunos son los herederos de aquellos soldados de Tropas Nómadas que en nombre del Polisario traicionaron su lealtad a España.

El 9 de mayo de 1975 , la patrulla «Pedro», de la Agrupación de Tropas Nómadas salía de Smara en dirección a Amgala, con mandos españoles –en este caso dos tenientes ( siempre los modernos iban rodando junto a veteranos), personal «europeo», como allí se les llamaba y un fuerte contingente indígena . En un momento, estos, redujeron a los soldados españoles, los desarmaron e hicieron prisioneros, saliendo rápidamente de su zona de acción.

Dos días después se repetía una acción similar con la patrulla «Domingo». Desconocedora de lo sucedido con la «Pedro», salía de Mahbes en dirección al Pozo de Aaran un 11 de mayo de 1975. Tambien 8 europeos y 27 indígenas. La reducción fue más violenta, con resultado de un muerto y dos heridos.

A finales de mes llegaban los prisioneros de las dos patrullas a territorio argelino. Comenzaba para ellos un largo cautiverio de cuatro meses, amontonados en pozos excavados en pleno desierto, o viajando en malas condiciones, siempre con los ojos tapados, maniatados, con continuos problemas gastrointestinales, sometidos a simulación de fusilamientos, disparos en sus inmediaciones, etc. Pensaron más de una vez que su final podía llegar en cualquier momento, sin tener información exterior y sin saber si se sabía de su estado y situación. Hace cuarenta años las comunicaciones eran difíciles. Recuerdo al lector que el territorio de Sáhara Occidental equivale a la mitad de la Península Ibérica. Los medios de radio en tan extensa zona eran poco fiables. Pero la labor que ejercían aquellas unidades sobre el territorio –conocimiento de los movimientos nómadas, control y mejora de los pozos y abrevaderos, apoyos sanitarios– era de enorme valor. Debe decirse que el saharaui lo reconocía con una impresionante hospitalidad. Hasta que alguien quiso romper, y rompió, estas buenas relaciones.

Hace unos días estos nuestros «nómadas» se han reunido en el pueblo del soldado Moral. Imagino su emoción. Se habrán acordado de Emilio Cassinello, el diplomático que les recibió en Argel; del irrepetible Miguel de la Quadra, que fue a por ellos, escribió crónicas, mando fotografías, puso todo el calor de su gran humanidad en referir su liberación. Recordarán la visita del entonces Príncipe de Asturias.

Borja Lorenzo Martínez habrá cumplido cuarenta años estos días. Fue portada de periódicos en brazos de su barbudo padre. ¡A todos les debe España reconocimiento y el más entrañable abrazo!