Cirugía

Mínima invasión en las cirugías de la columna vertebral

Mínima invasión en las cirugías de la columna vertebral
Mínima invasión en las cirugías de la columna vertebrallarazon

En España hay un amplio panel de profesionales de la medicina que despuntan en las técnicas más avanzadas. Éste es el caso de la Neurocirugía. Estos días se ha celebrado en Madrid un curso que ha reunido a los mejores especialistas del mundo en Cirugía Mínimamente Invasiva de Columna, un conjunto de técnicas que se perfilan como el futuro de esta especialidad por el gran beneficio que supone para el paciente.

Avelino Parajón, jefe de Neurocirugía del Hospital La Milagrosa y director del curso, explica que «en oposición a la cirugía abierta de columna, la cirugía mínimamente invasiva es más segura, tiene menos complicaciones y conlleva un menor tiempo de recuperación». La que se realiza en la columna supone una disminución también del tiempo de ingreso hospitalario, y los pacientes operados de hernia discal o estenosis de canal pueden irse a casa en menos de 24 horas en la mayoría de los casos.

¿Cómo se realiza?

Debido a que los nervios, las vértebras y los discos se encuentran localizados en la parte interna del organismo, cualquier abordaje para alcanzarlos requiere movilizar el tejido muscular que se encuentra en el camino. En la cirugía abierta tradicional esto se realiza a través de grandes incisiones y disecando las inserciones de los músculos para movilizarlos, lo que conlleva que muchos de ellos se vuelvan inservibles o se dañen permanentemente.

En la cirugía mínimamente invasiva, a través de pequeñas incisiones en la piel se usan retractores tubulares que se colocan mediante dilatadores secuenciales y evitan la disección del músculo de sus inserciones. A través de esos retractores tubulares, y con un endoscopio o microscopio, se hacen las cirugías de descompresión, discectomía, laminectomía, extirpación de quistes sinoviales, colocación de implantes intersomáticos, etcétera. En los casos en los que se necesita realizar una estabilización con tornillos y barras, éstos se colocan de manera percutánea, a través de incisiones mínimas en la piel. «Para la colocación de estos implantes es de gran ayuda la neuronavegación –explica Parajón–, que aumenta la precisión de su colocación y disminuye la probabilidad de complicaciones».

El jefe jefe de Neurocirugía del Hospital La Milagrosa apunta que, «en principio, cualquier patología de la columna vertebral es susceptible de tratarse mediante un abordaje mínimamente invasivo, y se han descrito abordajes para prácticamente la totalidad de las enfermedades de la columna. El que pueda o no realizarse en un caso concreto dependerá de las características del paciente, pero sobre todo de la experiencia del cirujano y de la disponibilidad que tenga del instrumental necesario (endoscopio, microscopio, separadores tubulares, neuronavegador, TC intraoperatorio –Oarm–, neuromonitorización, etc)».

Entre las más comúnes se hallan la hernia discal lumbar, la hernia discal cervical, estenosis de canal lumbar, estenosis de canal cervical, espondilolistesis lumbar, quistes sinoviales y fracturas vertebrales toracolumbares. Así como otras patologías menos frecuentes y más complejas como: quistes medulares, siringomielia, hernias discales torácicas, escoliosis, tumores vertebrales y tumores espinales intradurales. Los pacientes oncológicos con lesiones vertebrales pueden beneficiarse de cirugías para extirpación de tumores, descompresión y estabilización de una manera mínimamente invasiva lo que permite su movilización y en muchos casos el alta hospitalaraia en las primeras 24 o 48 horas tras la intervención.

Ventajas

Gracias al menor daño que se produce en los tejidos blandos (músculos y ligamentos) por no suponer grandes incisiones, comparada con la cirugía abierta, los beneficios potenciales de la cirugía mínimamente invasiva son:

• Mejores resultados cosméticos, porque las incisiones son de pequeño tamaño y cicatrizan mejor.

• Menos pérdida de sangre durante la cirugía, que conlleva la eliminación de los riesgos de la merma sanguínea y de las transfusiones.

• Menor lesión muscular, con lo que la recuperación es más rápida y la necesidad de rehabilitación es menor.

• Menor riesgo de infección, pues hay poco tejido expuesto durante la intervención.

• Menor dolor postoperatorio.

• Menor necesidad de analgésicos y rehabilitación en las semanas posteriores a la intervención.