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Se asocia al voluntariado

La Razón
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- ¿Cuál es la situación actual de los intérpretes de lengua de signos en España?

–Hoy en día la mayor parte de los intérpretes trabajan para el movimiento asociativo de personas sordociegas. Sobre todo gracias a ayudas de asociaciones, aunque también tenemos trabajo a través de la Administración, que necesita intérpretes en el ámbito educativo. Por último, existe un porcentaje de trabajadores que son autónomos.

- ¿Se está cumpliendo la ley que se aprobó en 2007 por la que «se regulan los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas?

–No se ha avanzado nada, con la excusa de que coincidió con la crisis, prácticamente no se ha hecho nada. Es más, en algunos casos la situación de los intérpretes es peor de la que teníamos en 2007 e, incluso, se ha reducido.

Del entramado asociativo nosotros somos los que menos afectados estamos, pero el movimiento de personas sordas está muy encima de este tema.

Las expectativas no se están cumpliendo.

- ¿Existen muchas diferencias entre comunidades autónomas?

–En la parcela educativa, en Galicia o País Vasco dependes directamente de la Administración. Van por delante porque en otras como Madrid o Andalucía se prestan servicios a través de concursos públicos. Su idea siempre es que la preste el más económico y no se valora la profesionalidad.

- ¿La idea de que debe ser un trabajo voluntario aún pervive?

–Sí. A la discapacidad se la asocia con el trabajo voluntario, pero hay situaciones del día a día que sólo pueden realizar profesionales. Antes de la profesionalización, eran los hijos de las personas con discapacidad auditiva los que hacían de intérpretes, ya que conocían la lengua y esa cultura ha perdurado. Pero nuestra labor de interpretación es equivalente a las traducciones que se hacen a cualquier otra lengua.

- ¿Qué tipo de formación tienen los intérpretes profesionales?

–Cursan un grado superior de técnico en interpretación de lenguas de signos. Son 2.000 horas repartidas en dos cursos. Es un ciclo muy demandado, a pesar de la precariedad, porque es una formación muy novedosa, diferente.

*Presidente de la Federación Española de Intérpretes de Lengua de Signos (Filse)