Zaragoza

43 millones, el desastre del Ebro

De las 43.000 hectáreas agrícolas anegadas en Aragón, Navarra y La Rioja, sólo la mitad tenía seguro

Panorámica tomada desde el helicóptero de la UME en el que viajaba ayer el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que sobrevoló las zonas afectadas por las crecidas del río Ebro
Panorámica tomada desde el helicóptero de la UME en el que viajaba ayer el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que sobrevoló las zonas afectadas por las crecidas del río Ebrolarazon

Las crecidas del Ebro han provocado hasta el momento la inundación de 43.000 hectáreas de cultivo. En concreto, «28.000 hectáreas en Aragón, 12.000 en Navarra y 3.000 en La Rioja están anegadas con el consiguiente daño. Hemos estimado unas pérdidas de 1.000 euros de media por hectárea de cultivo anegada», avanzó ayer a LA RAZÓN, José Manuel Penella, secretario general de UAGA-COAG Aragón. Es decir, 43 millones de euros.

Unas pérdidas «a las que habrá que sumar los daños que se registren en infraestructuras, caminos, sistemas de riesgo... aunque es imposible estimarlo hasta que el nivel del agua no baje», precisó.

Una cifra que aunque a priori pueda parecer muy elevada, que lo es, se asemeja a las pérdidas generadas en anteriores riadas. «En 2003 las crecidas del río causaron 34 millones de pérdidas, y ésta ha causado mayores inundaciones, porque, aunque el nivel del caudal sea similar, el río está más alto y más taponado que entonces», precisó Penella.

El secretario general de UAGA-COAG de Aragón avanzó a este periódico que, de las tierras de cultivo inundadas en Aragón y Navarra (40.000 de las 43.000 hectáreas inundadas), «el 50 por ciento están aseguradas; el resto no, según los datos facilitados por Agroseguros del Valle del Ebro, y la mayoría de las no aseguradas es por situaciones especiales para esta época».

Pero ¿por qué tantas hectáreas no tenían seguro? Porque precisamente «el plazo para contratar el seguro ante la posible caída de pedriscos e inundaciones para el cultivo de invierno (cebada y trigo) y alfalfa, que se plantó entre octubre y noviembre y se iba a recoger en junio, empezó el pasado 1 de marzo», precisó Penella. «Por eso los agricultores no lo tenían –continuó– y de hecho tarda hasta seis días desde que se contrata hasta que entra en vigor».

La situación se repite en el caso de todos los agricultores de hortalizas brassicas, como brócoli y coliflor, del Valle del Ebro, que este año iban a recoger la siembra en marzo, no en enero, como viene siendo habitual dadas las condiciones meteorológicas. «El seguro que se contrata para este tipo de cultivo es de octubre a enero. Se planta a finales de septiembre o principios de octubre y se recoge habitualmente en febrero. Pero este año, las heladas registradas han retrasado el cultivo, de modo que el seguro ya no cubre los daños ocasionados», explicó. Es decir, que se han quedado sin sus indemnizaciones vía seguros y sin sus cosechas a sólo días o semanas de la recogida.

No obstante, existen también seguros prácticamente anuales, pero –al menos hasta la fecha– son pocos los agricultores que los contratan, ya que resultan notoriamente «más caros que un seguro para los meses con mayor probabilidad de inundaciones y además cubren poco en comparación con un seguro contratado para un tipo de riesgo», matiza Penella.

De las 40.000 hectáreas inundadas en Aragón y Navarra, «el 60% de los cultivos son de cebada, trigo y alfalfa, el 25% de frutas y hortalizas (un porcentaje en el que hay que sumar las hectáreas de viñedo) y un 15% son tierras ya preparadas para la siembra de maíz. Es decir, «tierras labradas aunque sin cultivar porque se suele sembrar el maíz entre abril y mayo. Vamos a tener que esperar para saber si este año estos agricultores van a poder o no sembrar». En cualquier caso, el coste de los 1.000 euros de daños por hectárea se han hecho de media, y es que, según los datos facilitados por COAG, si el coste de las pérdidas en estas tierras sería menor, sería mayor en cambio en el caso de la fruta; de ahí los 1.000 euros por hectárea de daño. A todas ellas hay que sumar las 3.000 hectáreas anegadas de La Rioja: fruta, hortalizas y viña.

A esta realidad hay que sumar las de las cabañas ganaderas. Ayer, por ejemplo, en Villafranca de Ebro, una granja de cerdos quedó totalmente anegada y se estimó que habían muerto 2.600 animales. «Aunque los ganaderos tengan asegurada su explotación, los animales son de la compañía que luego los comercializará, por lo que al morir los animales el ganadero no podrá cobrar por el cuidado de unos animales que ya no tiene hasta que no ponga la explotación en condiciones idóneas», explicó Penella.

Un panorama al que habrá que sumar en las próximas semanas y meses el deshielo. Si la primavera trae días muy cálidos la situación podría complicarse aún más. Pero en cualquier caso, éste ya es un mal año para los agricultores del Valle del Ebro, un año que no empezó precisamente bien, y es que «ésta es la cuarta riada que llevamos desde finales de enero, lo que ha hecho que el campo esté estancado. La capa freática no filtra ya del agua acumulada», recordó Penella.

Unas dramáticas pérdidas a las que hay que sumar las registradas en domicilios, infraestructuras... De ahí, que toda la población del Valle del Ebro haya puesto sus esperanzas en el Real Decreto de ayudas y medidas para paliar los efectos de las crecidas del Ebro que se aprobará este viernes en Consejo de Ministros, tal y como anunció el domingo Federico Ramos, secretario de Estado de Medio Ambiente.

En este sentido, la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, aseguró ayer que van a analizar «qué proyectos» de mantenimiento y limpieza del Ebro «no se han hecho» y examinar «por qué razón no se han materializado». Tejerina explicó que se desplazará hoy a la zona afectada para ver in situ las consecuencias que han dejado «las lluvias caídas más importantes de los últimos 100 años» tras la presentación del informe del estado del medio ambiente en España elaborado por la OCDE.

Hoy la ministra mantendrá un encuentro con los alcaldes de las zonas afectadas por la crecida del Ebro y les explicará con más detalle en qué consistirán las medidas y ayudas para los damnificados por los efectos de las inundaciones.

Mientras, ayer aunque el nivel de agua del Ebro a su paso por Zaragoza se había estabilizado, la situación se complicó en Pina de Ebro y Gelsa, que al cierre de esta edición estaban en alerta, aunque la situación al menos en el caso de la primera localidad zaragozana se había estabilizado, ya que finalmente se decidió posponer el desalojo de los vecinos ante el descenso del caudal del Ebro en esta zona. En cualquier caso, ayer se registraron situaciones de alerta, llegándose a cortar el tráfico rodado después de que la autopista ARA-1 quedase inutilizada desde por la mañana por la extraordinaria crecida del río.

900 vecinos ya en casa, aunque sin agua potable en Boquiñeni

Alrededor de 900 vecinos de Boquiñeni (Zaragoza) que fueron evacuados del municipio el pasado sábado por la crecida extraordinaria del Ebro volvieron ayer a sus casas, donde tienen ya agua corriente pero no potable, a la espera de realizar los análisis pertinentes del suministro. El alcalde de la localidad, Miguel Ángel Sanjuán, explicó a Efe que ayer se desactivó el protocolo de evacuación y los vecinos pudieron volver a sus domicilios; todos, excepto las personas mayores de la residencia, que fueron trasladados a las de Figueruelas y Tauste, en previsión de que una hipotética nueva crecida del río obligara a ordenar otro desalojo.