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A juicio la dueña de la protectora de Torremolinos por el «exterminio» de 2.200 animales

La acusada niega los hechos y asegura que tiene fobia a las inyecciones

La presidenta de la protectora Parque Animal de Torremolinos (Málaga), Carmen Marín, junto al otro procesado, Felipe Barco, durante el juicio hoy en la Audiencia Provincial de Málaga
La presidenta de la protectora Parque Animal de Torremolinos (Málaga), Carmen Marín, junto al otro procesado, Felipe Barco, durante el juicio hoy en la Audiencia Provincial de Málagalarazon

La presidenta de la protectora Parque Animal de Torremolinos (Málaga), acusada del «exterminio» de casi 2.200 animales, ha negado los hechos.

La presidenta de la protectora Parque Animal de Torremolinos (Málaga), acusada del "exterminio"de casi 2.200 animales, ha negado los hechos y ha asegurado que tiene fobia a las inyecciones y solo usaba las jeringuillas para dar medicina por vía oral.

La procesada, C.M., acusada de aplicar personalmente menos producto eutanásico y causar "una lenta y dolorosa agonía"a los animales, ha subrayado que es "amante de los animales"y no es capaz "ni de cortarles las uñas".

Ha calificado de "monstruosa"la cifra de animales que dicen las acusaciones que ha matado y ha asegurado que en tres años fueron 283, una cantidad muy baja por la que incluso la felicitaron.

Ha explicado que si alguna vez se le ha visto con una jeringuilla en la mano ha sido porque ella les daba las medicinas vía oral pero que no puede poner inyecciones debido a que tiene fobia.

"Si alguna vez he tenido que ayudar a poner una (inyección) he necesitado mirar para otro lado", ha enfatizado.

Respecto a los sacrificios que se hacían en la protectora ha manifestado que eran los veterinarios los que decidían a qué animales había que practicarles la eutanasia y que ella intentaba que fueran "los mínimos"aunque para "ellos era más cómodo", porque así tenían que cuidar a menos.

A preguntas del fiscal ha aclarado que las acusaciones vertidas por ciertos veterinarios contra ella se producen tras tener estos trabajadores problemas laborales con ella, por lo que piensa que todo es por "venganza".

Sobre sus funciones en Parque Animal ha explicado que se encargaba de tener a los animales "arreglados y monos"para buscarles dueño así como estar pendiente de que la protectora funcionara bien.

Ha insistido en que lleva toda su vida al cuidado de los animales y ha calificado de "disparate y cúmulo de mentiras"todas las acusaciones contra ella. Al respecto ha destacado que sigue teniendo en su casa "doce perros, catorce gatos, dos conejos, dos ocas y dos tortugas, porque la gente sigue creyendo en mi".

La mujer se enfrenta a cuatro años de cárcel por un delito continuado de maltrato animal e intrusismo profesional así como un delito continuado de falsedad en documento oficial.

En el banquillo de los acusados también está sentado un empleado de la protectora como cooperador necesario, que también ha negado los hechos.

Durante la fase testifical ha declarado uno de los veterinarios que trabajó en la protectora y ha confirmado que se hacían "auténticas sesiones de exterminio", preferentemente los lunes a primera hora de la mañana.

También ha relatado que tras detectar que se estaban haciendo sacrificios masivos y sin control veterinario decidió grabar una serie de vídeos para tener pruebas; "vi un patio lleno de perros muertos", ha lamentado.

Ha relatado que la acusada administraba de su propia mano los productos eutanásicos por vía distinta a la intravenosa (como viene prescrito) y sin sedación previa, "me reconoció (la acusada) que los pinchaba donde pillaba", ha apostillado.

Este veterinario ha dicho que comprobó como se conectaba la música a la megafonía del centro para que no se escucharan los alaridos "por sufrimiento"de los animales al sacrificarlos y que un trabajador le reconoció que se metían los perros vivos en bolsas.

Otro veterinario ha relatado que pudo ver "la matanza"de animales, en dos ocasiones, cuando los procesados causaban el sacrificio de un animal con doletal (medicamento para sacrificar los animales).

Este facultativo ha explicado que era conocido por todos lo que allí se hacía pero no tenían pruebas debido a que los sacrificios se hacían en una zona donde no podían acceder "era una situación grotesca", ha subrayado.

Efe