Ciencias naturales

Células que «parchean» riñones dañados

Un equipo liderado por Izpisúa ha descubierto el «Santo Grial» que permitirá alargar la vida de los órganos y sustituir el tejido dañado por otro sano

Ilustración de archivo de un riñón
Ilustración de archivo de un riñónlarazon

Un equipo liderado por Izpisúa ha descubierto el «Santo Grial» que permitirá alargar la vida de los órganos y sustituir el tejido dañado por otro sano

Son pocos los animales que son capaces de autorregenerarse. De perder un miembro del cuerpo y conseguir que vuelva a crecer. La lagartija es uno de los pocos privilegiados, como también lo es la estrella de mar, que es capaz de recuperar alguna de sus cinco «patas». Es esta capacidad de crear tejido sano ante una pérdida o una enfermedad lo que lleva años buscando el investigador español Juan Carlos Izpisúa, profesor en el Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk. Hoy, la revista «Cell Stem Cell» publica su último gran paso. Un avance que, el propio Instituto Salk califica de «Santo Grial». Y es que han diseñado un método capaz de regenerar células progenitoras de riñón capaces de dividirse definitivamente en el laboratorio. Es decir, han conseguido células que podrían sustituir a otras dañadas para que el riñón pueda seguir trabajando en el momento en el que alguna de ellas falla. «En la publicación ofrecemos una prueba de concepto de cómo capturar y mantener un número ilimitado de células precursoras de riñón. Éste sería el punto de partida para hacer crecer órganos funcionales en el laboratorio, así como una forma de empezar a aplicar la terapia celular a riñones cuya función está disminuida», afirma Izpisúa.

Para desarrollar esta nueva técnica, el científico español también ha contado con un equipo internacional en el que han participado el Hospital Clínic de Barcelona y la Clínica Cemtro de Madrid, con Pedro Guillén a la cabeza. «La célula es como un medicamento al que tenemos que reconducir para que actúe en la zona correcta, y en eso es en lo que hemos trabajado», explica Guillén a LA RAZÓN.

Pero, ¿por qué son tan importantes estas células progenitoras? Según describe Guillén, «estas células están presentes durante la etapa de crecimiento de un niño, pero en el momento en el que el órgano ya está completamente formado, las progenitoras desa-parecen. Lo hacen en todos los órganos». Y es que en nuestro cuerpo, al margen de las uñas, sólo el hígado y los huesos son capaces de regenerarse. Y eso es lo que quieren conseguir con la nueva técnica que, en un futuro, sería capaz de crear sustituir las células dañadas. Es por ello que el Instituto Salk se ha atrevido a hablar de «elixir de eterna juventud». Es una forma de mantenernos, en cierta forma, inmortales, porque cada vez que un órgano fallara podríamos sustituirlo. Pero todo esto es, por ahora, un sueño al que, con este avance, Izpisúa y su equipo va dando forma.

Las células que han conseguido reproducir son las que potencian la formación de nefronas, las unidades funcionales del riñón, responsables de la filtración de la sangre y excreción de orina. Estas CPN (Células Progenitoras de Nefronas) son las que los adultos hemos perdido y, por tanto, no son capaces de hacer crecer nuevo tejido renal después de un daño o enfermedad.

Hasta el momento, los intentos anteriores para mantener cultivos de las denominadas células progenitoras de la nefrona habían resultado fallidos porque las células murieron o gradualmente perdieron su potencial de desarrollo en lugar de permanecer en un estado precursor que puede ser útil para regenerar el órgano. Es en este punto donde aparece la técnica innovadora, en 3D, la que ha conseguido estos buenos resultados. «Hemos logrado cultivar en unas placas en relieve gracias a las que hemos podido apreciar su grosor real, a lo que se suma una nueva mezcla de moléculas de soporte. Así hemos conseguido con éxito su desarrollo más de 15 meses», añade Guillén. Estas nuevas células fueron capaces de convertirse en estructuras similares a nefronas funcionales tanto en el laboratorio como al ser implantadas en animales para que el riñón funcionara con normalidad. Aunque las células que se han creado son las más importantes para la funcionalidad del riñón, también se tendrían que cultivar otras importantes como los fibroblastos, lo que, según Guillén», no va a ser difícil». Además de su uso como «parche» en los órganos dañados, los científicos también apuntan a otro uso: como modelo de enfermedades en el laboratorio. Se podrían mutar las células generadas y estudiar la progresión y aparición de diferentes enfermedades.

Crear cartílago humano

Y no sólo han creado células renales, «usando el mismo abordaje ya hemos obtenido precursores de cartílago humano por primera vez», afirma el prestigioso traumatólogo. «No descansaremos hasta disponer de nuestro arsenal terapéutico con células alogénicas para usar en cualquier tipo de lesión o enfermedad» que busca tener un reservorio inagotable de células regenerativas con las que poder tratar a todos los pacientes.

A un paso de crear páncreas en cerdos

El investigador español Juan Carlos Izpisúa anunció hace algo más de un año que había conseguido cultivar células en cerdos para cultivar riñones. Ya en 2013, el científico consiguió crear minirriñones con la mitad de células humanas (procedentes de yema ureteral) y de ratón; los cerdos fue el siguiente paso. Y ahora también está trabajando en la creación de un páncreas elaborado en laboratorio, pero cultivado en cerdos. Y es que Izpisúa trabaja en esta línea de investigación en una granja de Murcia con animales completamente normales.