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¿Dónde se envejece mejor?

España ocupa el puesto 10 en el nuevo índice mundial de calidad de vida de las personas mayores elaborado por la Universidad de Columbia.

En la imagen, el gimnasta germano Alfons Klein. Alemania ocupa el octavo lugar en la lista
En la imagen, el gimnasta germano Alfons Klein. Alemania ocupa el octavo lugar en la listalarazon

España ocupa el puesto 10 en el nuevo índice mundial de calidad de vida de las personas mayores elaborado por la Universidad de Columbia.

España se encuentra en el top ten de los países de los países del mundo en los que las personas mayores disfrutan de una mejor calidad de vida. Por lo pelos, eso sí. Ocupamos el puesto 10 en una lista encabezada por Noruega y publicada ayer por la Universidad de Columbia, la Universidad del Sur de California y la fundación John A. Hartford. Se trata de un índice global que mide cómo se están adaptando diferentes países a los considerables incrementos en la esperanza de vida de sus ciudadanos. Para confeccionarlo, se miden diferentes variables que reflejan el estado de bienestar de las personas de más de 65 años.

En la investigación se ha medido el cuidado de los mayores en más de 30 naciones utilizando indicadores económicos y sociales. La suma de todos los datos arroja una nota media. Noruega, con 62 puntos sobre 100 es el país mejor valorado. España, 10 puestos más abajo, obtiene 52,7 puntos. Por debajo de nosotros, países como Reino Unido, Austria, Bélgica, Italia, Polonia o Hungría. Alemania, Japón, Dinamarca, Holanda, Estados Unidos, Irlanda y los países del norte de Europa nos ganan.

¿Qué valores se tienen en cuenta para realizar esta investigación? Las variables son muchas. Las relacionadas con la productividad y la valoración social de los mayores se refieren al contacto que siguen manteniendo con las empresas o con la población activa después de jubilados. Las ratios de bienestar miden sobre todo aspectos de salud, recepción de cuidados y dependencia. Hay factores puramente sociales, como la igualdad de acceso a los servicios, la bonanza de las pensiones, los privilegios obtenidos al pasar a la tercera edad... También se estudian factores de cohesión como la interacción con la familia, con la comunidad o con otras generaciones. Por último, se analiza la seguridad, es decir, la capacidad de desarrollar una vida estable independientemente de la pérdida de actividad laboral o de soporte familiar.

«Si un país no es capaz de adaptarse a la permanentemente cambiante distribución por edades de su población, tiene un serio problema», dice John Rowe, uno de los autores principales del estudio. Pero lo cierto es que la velocidad a la que se está produciendo este cambio, con una población de personas mayores cada vez más importante en el peso demográfico, hace que muchos estados encuentren serios problemas para adaptarse.

De hecho, el estudio advierte de un cambio de tendencia social que debería producirse lo antes posible: «Hay que dejar de atender a la población mayor individualmente, tratando a cada persona como un caso social, sanitario o económico específico, y empezar a abordar a la tercera edad como una fuerza de gran importancia en su conjunto en el modelado de la nueva sociedad».

Algunos países, como Japón, han optado por lanzarse en brazos de la tecnología para esta tarea de adaptación y están desarrollando programas muy serios de robotización de los hogares para la atención de los ancianos. Esta medida arroja resultados muy positivos en el área de la seguridad y la atención, pero es obviamente insuficiente para la mejora de la cohesión social y la integración de los mayores.

En Europa se está optando por aumentar la edad de retiro laboral. Pero la idea no responde tanto a una verdadera estrategia de mejora de la calidad de vida como a un intento de afrontar el reto de las pensiones cada vez más costosas.

En 2015 otra lista similar, el AgeWatch Index, había arrojado datos algo diferentes: Suiza era el mejor país para envejecer. El décimo puesto estaba ocupado por el Reino Unido y España descendía al 25.

La medición de ahora es mucho más rigurosa. Los investigadores esperan que sirva de ayuda a las administraciones para tomar las medidas necesarias que ayuden a afrontar los retos de una sociedad cada vez más longeva.