Investigación científica

El nuevo mapa de la agricultura mundial

Científicos estadounidenses proponen redistribuir los terrenos para alimentar a 825 millones de personas más al año

La investigación analiza el efecto que el cambio tendría en 14 semillas que producen el 72% de los alimentos
La investigación analiza el efecto que el cambio tendría en 14 semillas que producen el 72% de los alimentoslarazon

Científicos estadounidenses proponen redistribuir los terrenos para alimentar a 825 millones de personas más al año.

Alimentar a 825 millones de personas más al año de las que hoy se alimentan. Dar de comer a una parte muy importante de la población mundial que hoy no come. Un empeño tan vasto puede que no dependa de un avance científico sin precedentes que se está cociendo en el seno de algún laboratorio eminente. Puede que no requiera de una inversión enorme o de un esfuerzo genético inédito. Quizá fuera posible, simplemente, repensando un poco por qué cultivamos lo que cultivamos y dónde lo cultivamos. Bastaría, a lo mejor, con rediseñar el mapa agrícola mundial.

Esa es la propuesta de Kyle Davis, investigadora del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia. Según sus cálculos, si se redistribuyeran los terrenos en los que se cultivan algunos alimentos o se sustituyen unas semillas por otras se podría atender de manera mucho más eficaz la creciente demanda de alimentos y materia para el biofuel que se espera en las próximas décadas. El trabajo, publicado en «Nature Geoscience», es el primer intento de aunar en una sola política la producción de alimentos global y el uso sostenible de recursos para energía.

Los investigadores han descubierto infinidad de regiones en el mundo donde el uso del agua, el terreno o los nutrientes es realmente ineficaz. Muchas de esas ineficiencias podrían mejorarse si se sustituyeran los cultivos que en esas regiones se realizan por otros de plantas con mayor aporte nutritivo o menor impacto ambiental.

El trabajo se ha centrado en 14 semillas que producen el 72 por ciento de todos los alimentos vegetales que se consumen en el mundo. La lista se compone de cachuete, maíz, aceite de palma, arroz, sorgo, soja, azúcar de caña, girasol, trigo y mijo, entre otros.

Se han desechado frutas y hortalizas por carecerse de datos significativos sobre el consumo real de agua que requieren en todas las regiones del mundo.

Cambiando de lugar de cultivo unas semillas por otras, el trabajo ha demostrado que se podría producir un 10 por ciento más de calorías para el consumo humano y un 19 por ciento más de proteína, con un descenso del 12 por ciento del consumo de agua. Sería el equivalente a dar de comer a 825 millones de personas más.

Algunos cultivos se beneficiarían excepcionalmente del cambio: la producción de cachuete, soja, sorgo y tubérculos aumentaría de manera dramática. Descendería el azúcar, el arroz y el trigo, que son más exigentes en consumo de agua. Pero los cambios específicos varían mucho de región en región. Por ejemplo, el sorgo de inundación o la soja podrían sustituir al mijo y el girasol en amplias extensiones del oeste de Rusia. El maíz y el mijo, sin embargo, podrían ser mejores que el actual cultivo de sorgo y trigo en el Norte de India.

Este intercambio de cromos beneficiaría a más de 40 países productores. En algunos de ellos, el ahorro de agua superaría el 20 por ciento. Muchos de estos países están viviendo serios problemas de irrigación por culpa de las sequías continuadas. Es el caso de Australia, India, México, Suráfrica y Marruecos.

En otros países (más importadores que exportadores), como España, los cambios del mapa agrícola podría aumentar en un 20 por ciento la cantidad de calorías o proteínas producidas por el mismo precio.

Esta aproximación difiere de algunas tendencias recientes que proponen que para cubrir las necesidades de producción de alimentos en el futuro es imprescindible realizar grandes revoluciones biotecnológicas. Lo cierto es que las inversiones requeridas para ello están fuera del alcance de la mayoría de los países productores. Quizá haya que olvidarse de empezar la casa por el tejado y salvar el mundo con acciones algo más sencillas.