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Facebook te espía, aunque no tengas cuenta

El logo de Facebook, reflejado en el ojo de una joven que navega por la red social
El logo de Facebook, reflejado en el ojo de una joven que navega por la red sociallarazon

Cuando visitamos el perfil de un amigo, un comercio o una asociación, incluso sin estar registrados, la red social instala una «cookie» que durante dos años recopila información de las páginas web que visitamos

Una demanda de la Justicia belga ha disparado las alertas. Que Facebook utilice la información de las páginas que visitamos, los mensajes que enviamos y los enlaces con los que interactuamos era algo conocido. Es la base de la publicidad y le permite vender anuncios mejor dirigidos. El problema es que no sólo lo hace con quienes están registrados en esta red social, también recolecta información de aquellos que no tienen cuenta. El sistema es sencillo. Cuando un internauta está navegando por la red e ingresa en el Facebook de un amigo, una tienda o un partido político, por nombrar algunas opciones, páginas para las que no es preciso estar registrado, Facebook recibe una notificación y, si se interactúa con ellas, por ejemplo con el botón de Like, inmediatamente se instala en su dispositivo una «cookie», llamada datr, que almacena los datos de las páginas que visita el internauta y su historial en la red. Y la «cookie» sobrevive durante dos años haciendo esa tarea.

La demanda de la Justicia belga comienza porque este inadvertido navegante no es informado de tal práctica y se vulneran los derechos de privacidad que contempla la legislación europea, ya que esto sólo puede ocurrir cuando el internauta da su expreso reconocimiento. Algo que sólo es posible si se aceptan las condiciones para ser miembro de Facebook, lo cual evidentemente no sucede en este caso. La Comisión de Privacidad Belga (BPC por sus siglas en inglés) es el organismo que ha elevado la demanda y en una reciente entrevista en Bloomberg aseguraba que «Facebook estaba espiando a la gente de la misma manera que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA)». La BPC ha dado un ultimátum de 48 horas a Facebook para responder; de lo contrario, si la red social persiste en su práctica, aplicaría una multa diaria de 250.000 euros. Pero Facebook va a recurrir la medida, lo que probablemente alargue cualquier sentencia definitiva.

Ya nos hemos acostumbrado y hasta aceptamos que se nos espíe. Puede que no leamos los términos y condiciones que «firmamos con Mark Zuckerberg», pero no somos tan ingenuos como para pensar que porque el servicio no tiene tarifa no se paga por él. Y no es el único ejemplo.

WhatsApp también te espía

El año pasado, Facebook compró esta compañía de mensajería instantánea. A partir de ese momento, muchos usuarios comenzaron a notar una extraña coincidencia. Si en algún mensaje mencionaban un restaurante, un destino turístico o enviaban un enlace con un producto deseado, extrañamente comenzaban a aparecer sugerencias relacionadas a estos mensajes en Facebook. ¿Es legal esto? Sí, lo hemos aceptado en los Términos y condiciones del contrato. Esto y muchas más cosas. Como que nuestra agenda de contactos también está a disposición de ellos. Todos nuestros contactos, tengan o no WhatsApp, pasan a formar parte de su base de datos apenas arranca el sistema. De hecho, es la primera función que se realiza apenas instalado. Obviamente no hay nadie que haya preguntado a su agenda si estaba de acuerdo con dar su número de teléfono antes de instalar esta aplicación.

Google o más de lo mismo

En la reciente convención CeBIT INDIA 2015 (un evento que analiza el mercado digital), el presidente de la compañía Avast, Vincent Steckler, dijo que Google ya hace mucho tiempo hace lo mismo: «Es una empresa de publicidad y su modelo de negocio es muy simple: espía a los usuarios para saber qué les interesa y les sirve el anuncio. Eso es algo que ya todos deberíamos saber». Esta práctica también la hemos aprobado cuando aceptamos los términos y condiciones. En un párrafo, que podría ser copia y pega de los de otras redes antes mencionadas, se puede leer: «Recopilamos información para ofrecer mejores servicios a todos nuestros usuarios: desde determinar información básica, como el idioma que hablas, hasta datos más complejos, como los anuncios que te resultarán más útiles, las personas que más te interesan on-line o los vídeos de YouTube que pueden gustarte». Porque Google no sólo sabe lo que haces a través del buscador o la cuenta de correos (Gmail).

El futuro

A medida que profundizamos en esta práctica de la «promiscuidad de la información», en la que los datos se cruzan entre diferentes redes sociales (otro ejemplo es Twitter, que ha comprado VIne, una app para subir vídeos de apenas unos segundos), más obvio resulta ver que estamos firmando contratos en los que nuestros datos son el bien con el que se comercia. Las redes sociales son la «nación» más poblada del planeta. Sólo en publicidad, las marcas pondrán unos 24.000 millones de euros en las redes antes mencionadas. A eso hay que sumarle licencias, juegos, venta de datos, etc. Todos los indicadores afirman que estas cifras crecerán más aún, hasta llegar a 35.000 millones en 2017. ¿Se puede hacer algo para impedir este tipo de prácticas que vulneran la Ley? Las redes sociales constituirán un «lobby» más poderoso que el petróleo en el que los humanos y no los barriles seremos los objetos de deseo y consumo. Y si la privacidad no existe y no nos importa renunciar a ella, quizás al menos deberíamos comprar acciones.