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Juan Carlos Izpisúa: «En todo avance, hay que sopesar los pros y contras»

La Razón
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–¿En qué se diferencia su técnica a la de los «tres padres» aprobada recientemente en Inglaterra?

–Esa técnica requiere más habilidad, pues es necesario proceder con una inyección al ovocito. Es una técnica de transferencia nuclear muy complicada. En la nuestra, se trata sólo de añadir el ADN. Además, también cuenta con un ventajas desde un punto de vista más bioético: se pueden eliminar las moléculas de la paciente que tiene el problema, sin necesidad de los ovocitos de otra persona.

–La técnica precisa manipular los embriones en una fase temprana de su desarrollo. ¿Qué valoración ética han hecho de este aspecto?

–Hablamos de un problema sin solución, que lleva a los niños a la muerte. Debido a la forma en que se transmite, no podemos solucionarlo de otra manera. Cualquier avance supone sopesar las ventajas y las desventajas. Nosotros nos limitamos ponerlo en conocimiento.

–¿Qué efectividad tiene?

–Es una técnica bastante efectiva. No es necesario eliminar todas las moléculas mutantes: entre un 60% y un 65% no tiene efectividad. Y si se eliminan las suficientes, la enfermedad no se va a manifestar. Ahora, comprobaremos que la técnica en embriones humanos es segura y que no los altera de ninguna otra manera.

* Instituto Salk de La Jolla