Astronomía

Ladrillos de la vida dentro de una lejana estrella

Un grupo internacional de científicos descubre moléculas orgánicas por primera vez en un astro a unos 400 años luz de la Tierra.

Ladrillos de la vida dentro de una lejana estrella
Ladrillos de la vida dentro de una lejana estrellalarazon

Un grupo internacional de científicos descubre moléculas orgánicas por primera vez en un astro a unos 400 años luz de la Tierra.

Nuestra relación con las estrellas es mucho más íntima de lo que creemos. Desde hace mucho tiempo los científicos saben que nos une a ellas la materia de la que estamos hechos. Y es que el hierro que corre por las venas de nuestros hijos y las nuestras, el oro del anillo de boda o el carbono de la raqueta de Nadal son elementos que nacieron en el seno de una lejanísima estrella en algún momento de la evolución del cosmos.

Todos los elementos de la Tierra son productos de un casi infinito proceso de muerte y reencarnación, de nacimiento y herencia desde que se fabricaron en el horno incandescente de un astro, fueron expulsados al universo inmenso mientras el astro envejecía y recogidos y convertidos de nuevo en polvo que se agrupará para formar otro objeto celeste.

Somos polvo y nos convertiremos en polvo... pero polvo estelar. Ahora, una investigación internacional de científicos, liderada por University College de Londres y el Centro de Astrobiología de Madrid, han evidenciado hasta qué punto esa frase (que no, por desgracia no es mía) es cierta. «Somos polvo de estrellas», dijo el mítico Carl Sagan, y la sentencia se ha reencarnado una y otra vez también desde entonces en la más variada divulgación científica.

El caso es que el citado equipo de astrónomos ha sacado partido al increíble poder de observación del telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array), sito en Chile, para detectar por primera vez un complejo de moléculas prebióticas en el corazón de un sistema estelar llamado IRAS 12693-2422. En concreto, los científicos han detectado una molécula conocida como isocianato de metilo. La estrella flota a unos 400 años luz de la Tierra, en un recóndito salón de la constelación de Ofiuco.

Esa área del cosmos es de especial interés para la ciencia porque se parece mucho a cómo debió de ser nuestro Sistema Solar cuando nació hace miles de millones de años. El isocianato de metilo proviene de una familia de moléculas que está relacionada con la formación de la vida e interviene en la fabricación de péptidos y aminoácidos. Es decir, es un ladrillo con el que se fabrican los ladrillos de la vida o, más correctamente, el adobe con el que se fabrican los ladrillos de la vida. Anteriormente, en ese mismo sistema estelar se habían encontrado trazas de azúcares.

La potencia del telescopio ALMA ha permitido a los científicos observar estas moléculas con gran precisión en diferentes longitudes de ondas y, por lo tanto, expresando diferentes características estructurales. La señal de la molécula orgánica apareció en el denso y caliente cúmulo de gas y polvo que rodea a una estrella joven en sus primeras fases de evolución.

La equiparación con nuestra historia cósmica es inevitable. El Sistema Solar, con sus planetas –como la Tierra, por ejemplo– tuvieron un proceso de nacimiento similar. De hecho el Sol joven también estaba rodeado de esa nube de gas y polvo que luego siervió de materia prima para los mundos que hoy le rodean.

El sistema IRAS es parecido a ese Sol bebé. Así que no parece descabellado decir que estamos ante una imagen que sugiere un fascinante viaje al pasado. Podemos ver por primera vez cómo surgió nuestro sistema solar y demostrar que, efectivamente, en ese periodo ya existían las bases fundamentales para que aflorara la vida millones de años después. Y no sólo eso, sino que también podemos confirmar que la vida es un fenómeno más ubicuo de lo que creemos y que tiende a aflorar allá donde las condiciones se lo permiten. Las moléculas orgánicas nacen el corazón de las estrellas, son expulsadas a sus cercanías y pueden acabar anidando en un planeta joven con las características de habitabilidad necesarias para germinar. Así surgió la vida en la Tierra y puede que así surja en IRAS dentro de millones y millones de años.