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Los astrónomos descubren más galaxias masivas de lo esperado

Algunas de las galaxias descubiertas por el ESO
Algunas de las galaxias descubiertas por el ESOlarazon

Contar galaxias es una de las ocupaciones principales de los astrónomos del mundo. Y una tarea que parece no tener fin. Ahora, un equipo de astrónomos, dirigido por Karina Caputi, del Instituto de Astronomía de Kapteyn, en la Universidad de Groninga, ha sacado a la luz la existencia de numerosas galaxias lejanas que habían escapado de los estudios anteriores, una buena colección de composiciones que existieron en la infancia del universo, y que habían permanecido ocultas.

Al llegar hasta ellas, entre otras cosas, podrán descubrir exactamente cuándo y cómo surgieron estas gigantescas y monstruosas constelaciones.

Para ello, los científicos han utilizado imágenes del sondeo UltraVISTA, uno de seis proyectos que utiliza el telescopio de rastreo VISTA del Observatorio Europeo Austral (ESO), para escudriñar el cielo en longitudes de onda del infrarrojo cercano y hacer un censo de galaxias débiles en una época en la que la edad del universo estaba entre los 750 y los 2.100 millones de años.

UltraVISTA ha estado tomando imágenes de la misma zona del cielo (de un tamaño de casi cuatro veces el tamaño de una Luna llena) desde diciembre de 2009. Se trata de la zona más grande del cielo de la que se han obtenido imágenes hasta ahora a ese nivel de profundidad en longitudes de onda infrarrojas. El equipo combinó las observaciones de UltraVISTA con las del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA, que sondea el cosmos en longitudes de onda del infrarrojo medio (más largas que el infrarrojo cercano), según informa el ESO en un comunicado.

«Descubrimos 574 galaxias masivas nuevas, la muestra más grande de este tipo de galaxias ocultas del universo temprano jamás reunida», explica Karina Caputi. «Estudiarlas nos permiten responder a una pregunta simple pero importante: ¿cuándo aparecieron las primeras galaxias masivas?».

Obtener imágenes del cosmos en longitudes de onda infrarrojas ha permitido a los astrónomos ver objetos que están oscurecidos por el polvo y son extremadamente distantes, creadas durante la infancia del universo.

El equipo descubrió un gran aumento en el número de estas galaxias en un muy corto periodo de tiempo. Gran parte de las galaxias masivas que vemos ahora a nuestro alrededor, en el universo cercano, ya se habían formaron sólo 3.000 millones años después del Big Bang.

«No encontramos evidencia de la presencia de estas galaxias masivas antes de alrededor de 1.000 millones de años después del Big Bang, así que estamos seguros de que las primeras galaxias masivas debieron formarse en ese momento”, concluye Henry Joy McCracken, coautor del artículo.

Además, los astrónomos descubrieron que las galaxias masivas eran más abundantes de lo que se había pensado. Estas galaxias antes ocultas suponen la mitad del número total de galaxias masivas presentes cuando el universo tenía entre 1.000 y 1.500 millones años. Estos nuevos resultados, sin embargo, contradicen los modelos actuales de evolución de galaxias en el universo temprano, que no predicen la existencia de este tipo de monstruosas galaxias en esas épocas tempranas.

Para complicar aún más las cosas, si las galaxias masivas del universo temprano contienen más polvo que el predicho por los astrónomos, entonces ni siquiera UltraVISTA sería capaz de detectarlas. Si este es el caso, las teorías actuales sobre cómo se formaron las galaxias en el universo temprano pueden requerir de una revisión completa, informa el ESO.

ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) también buscará estas polvorientas galaxias que están cambiando las reglas del juego. Si se encuentran, también serán objeto de estudio para el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (European Extremely Large Telescope de ESO, E-ELT), de 39 metros, que permitirá detalladas observaciones de algunas de las primeras galaxias.