Culturas

Micenas y Grecia: revelada la historia genética de las primeras culturas europeas

Los resultados de una investigación constatan que los micénicos tienen un ancestro genético diferentes a los minoicos y las lenguas indoeropeas penetraron por las estepas del norte de Anatolia.

Parte de un fresco que data de los años 1600-1450 antes de Cristo en el que se puede ver a una mujer de la civilización minoica bailando
Parte de un fresco que data de los años 1600-1450 antes de Cristo en el que se puede ver a una mujer de la civilización minoica bailandolarazon

Los resultados de una investigación constatan que los micénicos tienen un ancestro genético diferentes a los minoicos y las lenguas indoeropeas penetraron por las estepas del norte de Anatolia.

La civilización minoica, una de las primeras culturas que se asentaron en Europa durante la edad del Cobre y la edad del Bronce, llegó a las costas de Creta, probablemente desde Anatolia, alrededor del año 7.000 antes de Cristo. 9.017 años después, hemos conocido un detalle íntimo de las vidas de aquellos cretenses, hasta ahora desconocido: la información que portaban sus genes. También de los miembros de otra cultura mítica de la Europa de Bronce: la civilización micénica. Creta y Peloponeso, micénicos y minoicos, antecesores de nuestra cultura mediterránea... se dan la mano ahora en los laboratorios de un lejano centro de investigación, el Howard Hughes Medical Institute de Maryland, en Estados Unidos; allí un equipo de investigadores ha obtenido y analizado por primera vez secuencias genéticas de individuos de aquellas dos primordiales culturas. Los resultados parecen indicar que ambos grupos compartieron una buena parte de su herencia genética y arrojan una nueva visión a un momento de nuestra historia del que hasta ahora solo teníamos noticias a través del registro arqueológico y la literatura.

Los orígenes de estas dos civilizaciones siguen siendo motivo de debate. A lo largo de los años se han propuesto migraciones procedentes de múltiples localizaciones desde Europa y Asia Menor.

Sabemos que ambos pueblos eran cultos y letrados, aunque la lengua minoica no ha sido descifrada plenamente. En el caso del pueblo micénico, su lengua pasa por ser una suerte de forma primitiva del griego, enclavada en el árbol de las hablas indoeropeas y, por lo tanto, hermanada con el origen de la mayor parte de los modos en los que hablamos hoy los diferentes ciudadanos del viejo continente.

Los investigadores de Maryland, junto con otros expertos estadounidenses y alemanes, han trabajado sobre 19 cuerpos de personas que vivieron en la edad de Bronce y que han sido exhumados en yacimientos arqueológicos de la costa del Egeo. De ellos se ha podido extraer material genético antiguo conservado en huesos y dientes. Se cree que el material pertenece a 10 individuos minoicos, cuatro micénicos, tres procedentes del sur de Anatolia, un cadáver del neolítico (anterior a estas culturas) y un cretense posterior.

Este material ha sido comparado con material genético de otros 332 individuos estudiados en otras excavaciones de la zona, 2.000 individuos actuales de diferentes razas y tres cretenses actuales.

Los primeros resultados proponen que los micénicos tienen un ancestro genético diferentes a los minoicos quizás localizado en las estepas al norte de los mares Negro y Caspio.

Este dato es de gran importancia para el estudio de nuestros orígenes culturales. Recordemos que la civilización minoica habitó en Creta entre los años 3.100 y 1.000 antes de Cristo. Eran un pueblo marinero con cierta sofisticación arquitectónica y que dieron origen a una profusa mitología. Los micénicos, habitantes de Grecia entre 1.700 y 1.100 antes de Cristo, fueron guerreros e ingenieros poderosos y conquistaron las tierras minoicas.

Los autores del estudio sugieren que al menos tres cuartas partes de la herencia genética de ambos deriva de los primeros pueblos agricultores del mar Egeo. Pero una parte pequeña de los genes también los entronca con pueblos del Cáucaso e Irán.

Los lazos genéticos y familiares pueden ayudar a entender también la evolución de la lengua y la cultura: no solo heredamos genes. También palabras y valores. Aún no sigue estando claro cómo se distribuyeron por el mundo las lenguas indoeuropeas que dieron lugar a idiomas como el latín, el germánico, el eslavo o el hindi. ¿Penetraron en Europa por Anatolia? ¿Lo hicieron por las estepas más al norte? Los resultados genéticos ahora perecen avalar esta segunda idea: los primeros griegos pudieron ser una porción meridional de las mismas migraciones que contribuyeron a la dipersión del indoeuropeo por otros lugares del globo.