Investigación científica

Mujeres, hombres, cerebros y viceversa

Un nuevo estudio asegura que la mujer es neuronalmente más generosa que el hombre

Mujeres, hombres, cerebros y viceversa
Mujeres, hombres, cerebros y viceversalarazon

Un nuevo estudio asegura que la mujer es neuronalmente más generosa que el hombre.

Los científicos utilizan el término dimorfismo sexual para referirse a los órganos que tienen dos versiones, una masculina y otra femenina. El caso más evidente es el de los órganos sexuales. En algunos animales prácticamente todo el cuerpo difiere de forma, tamaños y colores entre machos y hembras. En los humanos la diferencia es menos significativa. Es fácil comprender el porqué de las peculiaridades del cuerpo de la mujer y del hombre, en la mayoría de los casos por motivos reproductivos. Pero si miramos hacia dentro, el dimorfismo se desvanece. Durante décadas la ciencia ha tratado de encontrar, por ejemplo, distinciones entre el cerebro de unos y de otras.

Actualmente, el término dimorfismo cerebral está pasado de moda, pero este tipo de estudios que fotografían el órgano pensante en acción sigue tratando de detectar diferencias que invitan a especular acerca de la existencia de un cerebro de hombre y un cerebro de mujer. Eso justificaría hablar de desemejanzas en la conducta, la cognición, la personalidad... Cuanta más información se tiene al respecto, menos distintos parecen los cerebros.

Uno de los estudios más recientes y publicitados en esa dirección abordaba las supuestas diferencias a partir de escáneres de 5.000 cerebros. Es el mayor trabajo comparativo hasta la fecha y fue realizado por científicos de la Universidad de Edimburgo.

El análisis permitió a los autores concluir que el cerebro masculino es más grande, incluso teniendo en cuenta que, en conjunto, el cuerpo masculino es más voluminoso. Y aseguran que también es más variable y que eso explica por qué ellos son más distintos entre sí, física y mentalmente, que las mujeres.

En cuanto al cerebro femenino, la corteza, una región que está relacionada con funciones cognitivas superiores, es más gruesa. Según el trabajo, eso podría explicar por qué ellas sacan mejores puntuaciones en las pruebas de inteligencia. El trabajo no ha sido todavía confirmado por alguna entidad independiente, por lo que hay que seguir siendo cauto, pero concluía de manera rotunda. Esas diferencias encontradas son demasiado pequeñas como para que pueda decirse que existe un cerebro de hombre y otro de mujer. Las variaciones pueden deberse a muchos otros factores en lugar del sexo.

Así las cosas, sorprende ahora el estudio publicado ayer por científicos de la Universidad de Zurich que dice haber demostrado que los cerebros de ellas y de ellos responden de manera diferente ante los actos de generosidad o egoísmo. Para ello han observado el cerebro de hombres y mujeres mientras tenían que decidir qué cantidad de dinero compartían con otros. En concreto, observaron mediante resonancias la actividad del cuerpo estriado, una de las partes del cerebro responsables de la sensación de recompensa y hallaron que, a la hora de compartir, este cuerpo se activa más en las mujeres que en los hombres.

En teoría, las acciones pro-sociales, las que comportan solidaridad, entrega y generosidad, generan más recompensa en la mente de ellas que en las de ellos. ¿Será verdad? En un segundo experimento los científicos administraron a los voluntarios fármacos que bloquean la actividad del estriado. Y descubrieron que, entonces, la tendencia al egoísmo aumentaba en ellas y disminuía en ellos.

Los autores son muy cautos a la hora de analizar estos datos. El sistema de recompensa cerebral es muy complejo y no depende sólo de una predisposición genética determinada. La cultura, las expectativas sociales y la costumbre tienen mucho que ver. La mayor actividad social del cerebro femenino podría significar una tendencia innata de las mujeres a la generosidad o simplemente el reflejo de siglos de educación sesgada en esa dirección.

El estudio por sí solo no permite adscribir una condición diferente a hombres y mujeres, pero los neurocientíficos seguirán profundizando en la idea.

Una cosa sí que está clara. Por mucho que los resultados sean esquivos, algunos científicos van a seguir indagando en la búsqueda de un cerebro masculino diferente al femenino y viceversa. ¿Será una pérdida de tiempo y de dinero?