Ciencia

Revolución en el árbol genealógico de los dinosaurios

Una nueva clasificación deja a algunas especies, como los diplodocus, descolocadas.

Revolución en el árbol genealógico de los dinosaurios
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Una nueva clasificación deja a algunas especies, como los diplodocus, descolocadas.

¿Habrá que cambiar el guión de la saga «Parque Jurásico»? ¿Tendremos que volver a aprender lo que sabemos sobre dinosaurios? ¿Sirven los museos de Ciencias Naturales actuales para explicar cómo fueron aquellos magníficos animales? Quién sabe... Evidentemente es exagerado pensar que todo lo que conocemos de los extintos habitantes del planeta no es válido... es muy exagerado, de hecho. Pero ayer la revista «Nature» publicó un nuevo estudio que, al menos, hace tambalearse algunas ideas asumidas.

Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge y del Museo de Historia Natural de Londres sugiere que los grupos familiares originales de los dinosaurios deberían ser redefinidos, renombrados y quizá pensados de nuevo. De hecho, algunas concepciones clásicas (como que el origen de estas bestias se encontraba en tierras del hemisferio Sur) deberían ser puestas en duda.

Desde hace más de 100 años, los paleontólogos han basado parte de su trabajo en la idea de que los dinosaurios pueden clasificarse según su origen en dos órdenes: los ornitisquios y los saurisquios. Los primeros dominaron la Tierra entre hace 228 y 65 millones de años, en el Triásico Superior y el Cretácico. Los segundos nacieron también en el Triásico Superior, pero muestran una diferencia fisiológica evidente. En la pelvis de los ornitisquios –en griego, cadera de ave– el pubis estaba orientado hacia atrás y abajo, como en las aves actuales. En la de los saurisquios –en griego, cadera de lagarto– en cambio, el pubis estaba orientado hacia abajo y adelante, manteniendo la disposición que se observa en otros grupos más primitivos.

Esa diferenciación, aparecida en las primeras fases de la evolución dinosauriana ha determinado la filiación de casi todas las especies conocidas. Un ejemplo famoso de ornistiquio es el Triceratops. Un sauriquio célebre es el Tiranosaurio.

Ahora, tras un detallado estudio de docenas de fósiles y miles de caracteres anatómicos derivados de ellos los investigadores han determinado que esta vieja clasificación podría no ser válida.

Y eso que se trata de una teoría científica asumida durante decenios: se origina durante la época victoriana. En aquella época, la catalogación de los dinosaurios partía del estudio de un solo grupo de fósiles estudiados por el anatomista Richard Owen en 1842. Con el paso de los años, y conforme aparecían nuevas evidencias del registro fósil, los científicos fueron añadiendo características físicas a esos animales y buscando un método de clasificarlos.

La historia fue complicándose poco a poco cuando, a medida que aparecían nuevas especies, parecía claro que debía existir otra categoría anatómica: los terópodos, posiblemente una suborden de los saurisquios que vivieron desde hace 228 millones de años hasta la actualidad (porque son los antecesores de nuestras aves modernas).

El árbol familiar se hizo poco a poco más complejo. Pero parecía claro que un punto de partida interesante sería entender que las dos ramas originales, de diferentes caderas, eran líneas evolutivas distintas.

La novedad ahora reside en la propuesta de los científicos de Cambridge de que los ornitisquios y los terópodos tienen algunas similitudes mayores.

De hecho, a primera vista, el sentido común parecía así indicarlo. Las aves actuales es evidente que tienen cadera de ave... ¿cómo es entonces que proceden de terópodos que son un suborden de los dinosaurios con cadera de reptil?

El nuevo artículo quiere resolver el problema. Los ornitisquios y los terópodos están más relacionados de lo que que creemos. De hecho, ambos tienen el potencial de evolucionar hacia caderas avianas aunque lo hicieron en diferentes fases de la historia evolutiva.

De hecho, algunas especies como los diplodocus quedan realmente descolocadas en el árbol por culpa de esta clasificación. Según los autores del trabajo, «debemos afinar mucho ahora la definición de dinosaurio para que los diplodocus no se salgan de ella».

Los dinosaurios de cadera de ave que hasta ahora, paradójicamente, no estaban relacionados con las aves, a partir de ahora se convierten en antecesores directos de ellas.

¿Hay que renombrar entonces a nuestros viejos dinos? ¿Seguirá siendo el diplodocus un dinosaurio? ¿De donde proceden las aves? ¿Quizás tengamos que esperar a otro capítulo de «Parque Jurásico» para entenderlo?