Televisión

17 millones de recuerdos

El archivo de RTVE, al que se accede a través de su página web, ofrece tesoros televisivos

Rafaela Aparicio, Lola Gaos e Irene Gutiérrez Caba en «Historias de la frivolidad»
Rafaela Aparicio, Lola Gaos e Irene Gutiérrez Caba en «Historias de la frivolidad»larazon

El archivo de RTVE, al que se accede a través de su página web, ofrece tesoros televisivos

La oferta televisiva en España es generosa en opciones, ya sea entre las cadenas generalistas, los canales de TDT y las plataformas de pago. Sin embargo, es RTVE la que tiene un tesoro que, todo hay que decirlo, asoma la cabeza tímidamente, ya que la corporación no termina de darle toda la cancha que se merece, o quizá se dosifica para crear una necesidad entre los espectadores. Este no es otro que su archivo histórico –que abarca más de seis décadas– que se puede ver a través de su página web donde hay cabida para series, documentales, concursos y acontecimientos históricos, entre otros.

Lo que sí que tiene es el don de la oportunidad. Cuando falleció Paloma Chamorro, su apertura no podía ser otra que alguno de los programas de «La edad de Oro», un espacio que se convirtió en el escaparate de la contracultura. Lo mismo sucedió con el deceso de Paloma Gómez Borrero al rescatar algunas de sus crónicas desde El Vaticano. «Entre vídeos, audios, fotografías y documentos podemos tener 17 millones de archivos», comenta Alberto de Prado, director del fondo documental, que subraya que desde hace años se está haciendo un gran trabajo en la digitalización de los formatos. En la actualidad, tres programas han encontrado su piedra angular en este patrimonio. El más célebre, por ser un espacio de culto, es «Cachitos de hierro y cromo», una joyita del género musical que se retrotrae en el tiempo para ofrecer actuaciones que rayan entre el surrealismo y lo «kitch» de artistas españoles y extranjeros. «Ochéntame» también ha encontrado en él un vivero para mostrarnos lo que sucedía en los años que están viviendo la familia Alcántara –los protagonistas de «Cuéntame cómo pasó»– y «Viaje al centro de la tele».

Con su catálogo, el espectador puede caer en uno de los pecados capitales que todavía no es oficial: el de la gula visual. Se puede visionar «El hombre y la tierra», las distintas versiones de la vida de Santa Teresa y las adaptaciones de «El Quijote»; un espacio de tertulia que fue fundamental en la Transición como «La clave», presentado por José Luis Balbín; obras de teatro que crearon escuela en «Estudio 1»; esa barbaridad televisiva a la que la censura no logró echar el lazo que se titula «Historias de la frivolidad» (1967), dirigida por Chicho Ibáñez Serrador y con dibujos de Mingote; y otra obra maestra que le dio a RTVE un premio Emmy, «La cabina» (1972), firmada por Antonio Mercero y con José Luis López Vázquez. Entre las que han tenido mejor acogida, a pesar de que la han repuesto hasta la saciedad, están «Verano Azul» (1981), otra creación de Mercero, y «Curro Jiménez». Por si estos títulos no saciasen a los interesados, en 2014 RTVE y el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) firmaron un acuerdo para que la corporación digitalizase los fondos de la Filmoteca Española. «Ellos no tenían una red comercial y nosotros sí. Así, se pueden acceder a los noticiarios del NO-DO, sus documentales en color y en blanco y negro, los contenidos del archivo real de Alfonso XIII, la revista «Imágenes», el cortometraje de Luis Buñuel «El perro andaluz» (1929) y la película «Sierra de Teruel» (1938), dirigida por André Malraux, por poner sólo dos ejemplos», explica De Prada, que añade que «la función del archivo se bifurca. Por un lado está el compromiso de RTVE por conservar las piezas y contribuir a su difusión al atender las peticiones de colegios, instituciones y universidades para contribuir a sus proyectos».