Novela

«Las emociones mueven el mundo por encima de los cálculos»

Sonsoles Ónega publica «Después del amor», Premio Fernando Lara de Novela, una historia basada en la historia real de Carmen Trilla y Federico Escofet

Periodista e hija de periodistas, Sonsoles Ónega asegura que «la Prensa debe ser rigurosa. Es una responsabilidad respecto a las generaciones futuras. Para este novela, he consultado hemerotecas y siempre he supuesto la veracidad de las noticias. El periodismo es un acta notarial. No podemos permitir que nos invadan las prisas ni dejarnos llevar por un titular».
Periodista e hija de periodistas, Sonsoles Ónega asegura que «la Prensa debe ser rigurosa. Es una responsabilidad respecto a las generaciones futuras. Para este novela, he consultado hemerotecas y siempre he supuesto la veracidad de las noticias. El periodismo es un acta notarial. No podemos permitir que nos invadan las prisas ni dejarnos llevar por un titular».larazon

Carmen Trilla y Federico Escofet, dos nombres desconocidos y una historia común de esas que Hollywood convertiría en un guión y que en nuestro país había quedado en los márgenes del olvido.

Carmen Trilla y Federico Escofet, dos nombres des-conocidos y una historia común de esas que Hollywood convertiría en un guión y que en nuestro país había quedado en los márgenes del olvido. Se conocieron durante un trayecto en tren en 1933. Ella languidecía en un matrimonio sin pulso y él era un capitán del ejército que pronto conocería los vaivenes de la política y la guerra. Lo suyo fue una de esas relaciones a contrapelo de la época, de las que se enfrentaron a los prejuicios y a los acontecimientos imprevisibles, y que ahora Sonsoles Ónega ha rescatado del baúl de la historia en «Después del amor» (Planeta), Premio Fernando Lara.

–¿Una novela histórica, costumbrista...?

–De amor, costumbrista y con toques históricos.

–¿La tragedia define a las historias de amor?

–No es imprescindible, pero, desde luego, la hace más conmovedoras. En mi libro, la tragedia persigue a los protagonistas. Su relación es clandestina y padecerán el exilio. Hay mucho dolor en esta pareja.

–¿Los amores clandestinos son más intensos?

–No estoy segura del todo. Algunos son imposibles. Aquí es clandestino porque no está expuesto a los ojos de los demás y las opiniones de los otros. Al principio, no tienen más miradas que la de los amantes y eso les hace interesantes.

–Una esposa que se enfrenta a las convecciones... ¿Qué les hace falta a las mujeres para alcanzar una independencia plena?

–Luchamos contra las inercias de la sociedad, contra lo preconcebido, contra las reglas del juego que ninguna hemos definido, contra las desigualdades y las miradas de algunos hombres, contra los tics que todavía sobreviven. Pero no quiero que me entiendas mal. Creo en las alianzas y nunca en la supremacía. Las mujeres hoy tenemos carreras y trabajo. Necesitamos el apoyo de los hombres. Tengo dos hijos y en el entorno de los niños pequeños hay actuaciones de las que todavía se responsabiliza más a las mujeres. En el WhatsApp hay grupos de madres. En el mío no hay ningún padre. Esto parece menor, pero llena la mochila de las mujeres en el momento de salir a caminar por el mismo carril que el hombre.

–En la época de su historia, el divorcio estaba permitido, pero no bien visto. ¿Es peor la censura social que algunas leyes?

–La II República aprobó la Ley de divorcio. Es uno de esos casos en que la legislación fue más rápida que la sociedad. Las críticas decían que se iban a romper las familias, pero no sucedió así. De los 23 millones de ciudadanos, solo s tramitaron 4.000 divorcios de 1932 al 33. Quizá no hubo más por el miedo que aún existía: la sociedad pesaba todavía mucho. Lo curioso es que quienes más ejercieron este derecho al divorcio fueron ellas, con el 80 por ciento de las peticiones.

–Escofet fue hombre de confianza de Lluís Companys. Todavía hoy colea el tema de Cataluña. ¿Por qué no lo hemos resuelto?

–Cataluña se dio un abrazo con España, y al revés, con el primer estatuto. Lo digo porque la historia entre España y Cataluña no ha sido solo de desencuentros. Ahora, creo que late una acumulación de descontentos, pero tampoco debemos olvidar ahora que en el pasado se han pronunciado términos hermosos entre Cataluña y España. Es a lo que tenemos que volver. La solución de Cataluña no está en una sentencia. Hay que regresar al diálogo. A lo mejor soy una ingenua, pero hay seguir dando una oportunidad a la política.

–La contienda del 36 afectó directamente a sus personajes.

–Condicionó su amor en España, pero la guerra les perseguirá hasta París. Cuando los acontecimientos sobrevienen de manera imprevista, aumenta el dramatismo y condiciona únn más la vida de las personas. Carmen maldice la guerra que le impide establecerse en las ciudades en las que ellos viven. La guerra escapa al control del pueblo, de las personas. Cuando estallan, dejan muertos en las trincheras y se imponen de una manera furibunda , hundiendo los planes que cada uno alberga.

–Usted trabaja cerca de la política. Debería ser un lugar de encuentro, pero no es así...

–Parece que se ha perdido la vocación de encuentro entre los políticos. No sé si es por la política a corto plazo actual. En algunos casos sin duda será así. Pero sí que vemos que las posiciones de los partidos políticos no se mueven y que no hay grandes acuerdos de Estado.

–¿Al final habrá una historia de amor entre el PSOE y Podemos?

–De momento, han vuelto a quedar. Veremos si rompeno o no...

–Los sentimientos, como ocurre la historia de su libro, pueden ser muy intensos, lo suficiente para desafiar la sociedad...

–No existe nada más poderoso que los sentimientos para cambiar las sociedades. Las emociones y sentimiento son los que mueven el mundo por encima de los cálculos. Carmen, la protagonista principal de mi novela, me lo ha demostrado. Ha tomado decisiones muy difíciles por amor. Y por amor, las personas tomamos muchas determinaciones parecidas.